Lo único que queda meridianamente claro es que la vieja guardia felipista tiene pánico a un gobierno del PSOE con Podemos
La entrevista de El País a Felipe González esconde un acertijo insondable. ¿Qué ha querido decir el ex presidente socialista? ¿A cuento de qué vienen esas respuestas turbias y borrosas? ¿A quién teme González molestar para mostrarse tan huidizo? –Felipe González juega al despiste en El País-.
La parte más exasperante de la entrevista-acertijo es cuando Antonio Caño, director de El País, le pregunta ¿cuál es el mejor gobierno posible?. Respuesta: «Eso es mucho pedir para una entrevista». Pues para decir eso mejor no haberla dado.
Se da por hecho que Felipe comparte la tesis de su amigo Juan Luis Cebrián, es decir, que el PSOE debe abstenerse para facilitar un Gobierno de PP y Ciudadanos previo retiro de la vida política de Mariano Rajoy.
Lo único que queda meridianamente claro es que la vieja guardia felipista tiene pánico a un gobierno del PSOE con Podemos.
Ahí está el enredador incombustible de José Bono proponiéndose como el salvador de la Constitución del 78 a través de la Fundación España Constitucional, que creó junto a amigo Eduardo Zaplana. Apuestan por una «gran coalición» que garantice la estabilidad de España y si la puede presidir Bono, tanto mejor.
Luego apareció Telecinco, contando que pillaron a González en un almuerzo en la embajada francesa a puerta cerrada, abogando por dejar gobernar a PP y Ciudadanos, con la abstención del PSOE. Pero esta tesis es rechazada de plano en la entrevista a El País:
P. ¿Es partidario de una gran coalición entre PP, PSOE y Ciudadanos?
R. De ninguna manera. Me parece una propuesta que nace de un fracaso y que no se plantea la gobernanza de España en el medio plazo.
A la espera de que el enigmático oráculo González desvele de una vez por todas sus verdaderas intenciones la vieja guardia socialista coincide con los actuales barones del PSOE en no facilitar en ningún caso un Gobierno del PP y, ni mucho menos, con Mariano Rajoy al frente.
Y la misma posición comparte la sultana Susana Díaz, cuyos pretorianos han dejado claro que el PSOE debe seguir en la oposición y rechazar por imposible cualquier acuerdo con Podemos y con el PP.
Así lo han dicho los tres máximos hombres de confianza de Díaz: el presidente del partido en Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, el secretario de organización, Juan Cornejo, o el portavoz parlamentario, Mario Jiménez.
Villalobos ha mostrado su preferencia «a título personal» por que los socialistas se sitúen en la oposición en el Congreso de los Diputados y permitan un gobierno en minoría del PP «como está el patio ahora mismo».
En el búnker de Ferraz siguen decididos a intentarlo con Podemos y a no escuchar las recomendaciones de PRISA y González: «El partido la Gürtel, de la corrupción en Valencia y en Castilla-La Mancha, el partido de los recortes, de la reforma laboral, el partido de Bárcenas… no creo que haya ningún argumento para que el PSOE lo apoye, por activa o por pasiva», ha asegurado Sánchez.
La falta de sintonía entre el felipismo y Sánchez es absoluta. Pero al actual líder del PSOE, poco parece importarle lo que digan los históricos de su partido y sigue como si nada lanzando guiños a Pablo Iglesias y a Albert Rivera para mandar al PP a la oposición.