Fue sintomático que la alcaldesa Manuela Carmena haya reclamado apoyar la investidura de Pedro Sánchez con un Gobierno PSOE-Podemos. Son las primeras grietas que comienzan a verse entre las confluencias podemitas y Pablo Iglesias.
Carmena no fue la única en pedirle a ‘Pablenin’ que rebaje el tono y busque acercamientos con el PSOE. También los cuatro diputados de Compromís y los dos de Izquierda Unida-Unidad Popular.
Y la clave la da este 4 de marzo 2016 una estimación de voto hecha deprisa y corriendo de Público en el que alerta de que Ciudadanos ganaría 21 escaños en otras generales y llevaría a la derecha hasta el filo de la mayoría absoluta. —Ciudadanos ganaría 21 escaños en otras generales y llevaría a la derecha hasta el filo de la mayoría absoluta—
Demuestra el nerviosismo que hay en la izquierda radical al ver que Iglesias ha endurecido el tono con Sánchez. Constatan que es vital cerrar un acuerdo de investidura de Sánchez antes de que en mayo expire el plazo formal para convocar elecciones anticipadas.
Público avisa a Podemos que adelantaría al PSOE en votos, pero se quedaría con el mismo número de diputados, mientras que los socialistas perderían doce escaños y el PP, once, según la estimación de Jaime Miquel y Asociados.
Esta estimación ha sido elaborada para Público mediante un desk research que pondera las previsiones de las doce principales encuestas realizadas tras el 20-N (incluido el barómetro del CIS). En unas nuevas elecciones, el 26 de junio, Rajoy perdería más de un millón de votos, pero aún conservaría 112 escaños.
El diario de Roures se lo dice muy claro horas antes del segundo debate de investidura. «El único -y gran- ganador de esa repetición electoral sería Albert Rivera, que no sólo le arrebataría otros 800.000 votos al PP y 115.000 más al PSOE».
En el entorno podemita no han sentado bien los ataques feroces de Iglesias al PSOE y en especial a Felipe González. «Dio la imagen de resentido, no de un político llamado a regenerar la política», dice a PD un dirigente de Podemos.
El peligro que ven en Podemos es que las apelaciones trasnochadas de Iglesias a Salvador Puig Antich y Millán-Astray hayan despertado el gen de la división que lleva en su ADN la izquierda –Millán Astray, la cal viva y otras ‘perlas’ del pifiado debate de investidura de Pedro Sánchez-.
En la formación morada hoy habitan dos almas: el pragmatismo dialogante de Íñigo Errejón y el radicalismo visceral batasuno de Irene Montero, ‘primera dama’ que ha desplazado a Carolina Bescansa del núcleo duro de Iglesias.
«Su control oficioso sobre áreas fundamentales no solo ha desplazado a la fundadora, a la que se ha marcado el territorio al que debe circunscribir su autoridad, sino que evidencia que entre Iglesias y Errejón ha nacido una nueva estrella», comenta el digital podemita HuffPost.
Y temen que Iglesias esté perdiendo voto del centro con sus zarpazos de odio a Sánchez. La respuesta de Felipe González a los ataques de Iglesias por los GAL ha sido letal: «A estas alturas no me voy a ofender, para que alguien te ofenda tiene que tener…», ha añadido sin cerrar la frase. «El país necesita respuestas a los problemas de los ciudadanos y no necesita ni rabia ni odio» –Felipe González: «Pablo Iglesias habla desde la rabia y el odio»-.