No había crisis en Podemos, ni dimitiendo diez militantes en Madrid, ni aunque se note la tensión entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, ni con conflictos en zonas territoriales; cero crisis en Podemos, pero el jefe se carga al número tres, mano derecha del número dos —Pablenin saca la guillotina y cesa a Sergio Pascual–.
Se había quedado solo Antonio García Ferreras en laSexta, tan vehemente en asegurar que no había fricciones en la cúpula de Podemos que quizás siga defendiendo la tesis —«La guerra entre Errejón e Iglesias no existe»–. Aunque su segunda a bordo de ‘Al Rojo Vivo’, Cristina Pardo, se sonríe con lo acontecido:
Cuando me fui, hace 4 días, no había divisiones en Podemos y ellos responsabilizaban al PSOE. Cuando he vuelto, habían echado al número 3.
— Cristina Pardo (@cristina_pardo) 16 de marzo de 2016
Tampoco se mostraron muy comprensivos otros periodistas que habitualmente no han sido muy críticos con los podemitas:
De los creadores de «nos llevamos mejor que nunca» y «es una campaña orquestada» … A la destitución de Sergio Pascual…
— Mamen Mendizábal (@mmendizabal1) 16 de marzo de 2016
Iglesias destituye con nocturnidad y dedazo a su secretario de organización, y se queda con sus atribuciones. Todo muy asambleario
— Rubén Amón (@Ruben_Amon) 16 de marzo de 2016
Jorge Bustos en su columna de El Mundo apunta que la discrepancia Iglesias-Errejón «no sólo no es una invención, sino que ni siquiera les importa que se note». Así se observaba en el Congreso. «No se miran, no hablan» dice Bustos.
Basta leer un párrafo de análisis en El Español para entender quién era Sergio Pascual:
Sergio Pascual conoció a su amigo Íñigo Errejón en Bolivia años atrás. Compartieron piso y vivencias hasta hacerse compañeros inseparables. De hecho, fue el número dos del partido emergente quien convenció al hasta ahora número tres para que se sumase al proyecto morado. Por esa estrecha relación, Pascual es considerado como un ‘errejonista’ de pura cepa. No solo era un amigo de Errejón, era su escudero, su mano derecha, su brazo ejecutor.
Otros analistas del panorama político se mofaban del desaguisado podemita. Por ejemplo, el periodista de EsRadio Luis del Pino escribía en Twitter un microanálisis con ingenio:
Si Pablo Iglesias escribe ayer «Defender la belleza» y luego cesa a un errejonista, habrá que concluir que algunos errejonistas son feos
— Luis del Pino (@ldpsincomplejos) 16 de marzo de 2016
Luis Balcarce analiza en Periodista Digital cómo gestiona Pablo Iglesias estas fricciones que no existían en su partido —Pablo Iglesias defiende «la belleza de Podemos» imponiendo el miedo con amenazas a los disidentes–:
La belleza de Podemos es que su líder sofoca los incendios internos quemando a los disidentes en la hoguera ante la mirada atónita de los ‘circulos’ sin que nadie se lo reproche públicamente.
Por último, a la opinión, el resto de tuiteros en mofa generalizada especialmente por la carta de Pablo Iglesias «en defensar de la belleza»:
Si Pablo Iglesias sigue cortando cabezas Podemos acabará siendo Puedo.
— Angus (@AngusBBB) 16 de marzo de 2016
Errejon al enterrarse de la destitución de Sergio Pascual. pic.twitter.com/pyWOGjvEPa
— John Nieve (@JohnNieve) 16 de marzo de 2016
Por favor 1 minuto de silencio por Sergio Pascual, que Errejón lo va a pasar mal cuando se entere mañana en el cole pic.twitter.com/0o2hkqd4Cf
— Willy Tolerdo (@WillyTolerdoo) 16 de marzo de 2016
Pablo dice en su carta abierta de despido a Pascual que se había convertido en secretario de desorganización. Belleza, abrazos y amor.
— Pastrana (@JosPastr) 16 de marzo de 2016
Podemos visto por Pablo Iglesias. pic.twitter.com/AFVN63ytTb
— Don Arfonzo (@donarfonzo) 16 de marzo de 2016