Ya hay barones socialistas que no descartan pactar con el PP tras el 26-J
En el PSOE son conscientes de que Pedro Sánchez ha consumido su tiempo y, lo que es peor, no tienen ninguna estrategia clara para los próximos comicios. Como arma para recuperar al votante de izquierdas sugestionado por el discurso radical y pegadizo de Podemos, sólo les queda apartarse cuanto antes de Ciudadanos.
A pesar de que los socialistas defienden que «ni renuncian, ni se resignan, ni se rinden», lo cierto es que ya han bajado los brazos en lo que a forjar alianzas se refiere.
Hola @PSOE @AHernandoVera @sanchezcastejon, solo por poneros lo primero que me ha venido a la cabeza. pic.twitter.com/wc7ci7Weql
— Pastrana (@JosPastr) April 18, 2016
«Sólo un gesto -por parte de la formación de Iglesias- podría reactivar un clima de negociación, ralentizado desde que hace diez días el líder de Podemos anunciara que consultaría a la militancia los pactos de gobierno. Hasta que eso ocurra, el PSOE se mantendrá férreo en sus posiciones», señala Ainhoa Martínez.
No buscará un acuerdo de última hora con los actores del bloqueo -Rajoy e Iglesias- ni romperá la alianza con Ciudadanos para explorar otros horizontes más a su izquierda. Unos horizontes que requerirían del aval activo o pasivo de los partidos independentistas, un apoyo que los socialistas persisten en rechazar. «El tiempo de las ofertas y las contraofertas ya ha acabado», reiteró el portavoz socialista, Antonio Hernando, en una suerte de «déjà vu».
Para que no haya dudas de la dependencia estratégica de Sánchez –el editorial de La Razón— con el partido morado, y para socabar aún más la moral socialista, el líder de Podemos le ha pedido a Sánchez que, así como ellos han consultado a las bases, que lo haga él sobre su propuesta de pacto PSOE-Ciudadanos o PSOE- Podemos.
La consulta de Podemos sólo ha tenido sentido como golpe mediático y método para tomar la temperatura a un electorado que nunca entendió el acuerdo entre Sánchez y Rivera.
Señala Antonio Martín Beaumont en La Razón que «ignorando (o disimulando), tal como resalta algún vip socialista, que ese empecinamiento empieza a jugar en su contra… y no digamos ya en contra de su partido».
#EnDirecto El PP hará un último intento de aproximación al PSOE https://t.co/nF92Ctq2Cq https://t.co/0VHjYgoSSP
— El Mundo España (@ElMundoEspana) April 18, 2016
Lo que quita el sueño a muchos dirigentes es que si al final el calendario marca finita la legislatura, se produzca un efecto bumerán, es decir, que el soufflé mediático, bien pergeñado estas semanas, se desinfle a las puertas de iniciar una nueva carrera electoral.
«Lo que necesitan nuestras bases -avisan fuentes solventes- es un giro a la realidad». Y dejar de alimentar la expectativa de un cambio inmediato en la gobernabilidad del país sería sin duda una buena manera de iniciar ese giro.
«Tenemos la mano tendida al PSOE, lo que la gente no quiere es el pacto Rivera-Sánchez» @irene_Montero_ #LaBrújula
— PODEMOS (@ahorapodemos) April 18, 2016
El editorial de ABC le pide a Rajoy que haga política e intenta una gran coalición. «Tiene que dar un paso firme al frente para liderar un proceso de negociación entre los partidos constitucionalistas, legítimos representantes de la inmensa mayoría de españoles, capaz de acabar con la actual incertidumbre.
El fracaso de Sánchez abre una nueva oportunidad, aunque breve, a la gran coalición que, sin duda, debe ser aprovechada por los populares».
Lo que el 100% de los votantes de Podemos no quiere es a Mariano Rajoy como presidente. @AHernandoVerahttps://t.co/E2jHW5gsIv
— PSOE (@PSOE) April 18, 2016
Gabriel Sainz, cronista político del diario de Vocento, informa que ya hay barones socialistas que no descartan pactar con el PP tras el 26-J. El primero en decirlo en voz alta ha sido el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, aunque muchos otros barones socialistas y exdirigentes de la vieja guardia lo ven también así: si el PP vuelve a ganar las elecciones el 26 de junio y no suma mayoría absoluta con Ciudadanos, el PSOE tendrá que abstenerse para facilitar la investidura.
Hoy por hoy, ese asunto sigue siendo tabú porque Pedro Sánchez no quiere oír hablar de ello y porque la militancia es absolutamente contraria: «Nos matarían», se justifica la dirección.