Cuando Iñigo Errejón se convierte en comunicador político, a veces se pasa de la raya
Jugosa entrevista la que le hace Rubén Amón a Pablo Iglesias en El País y que sale publicada este 13 de junio de 2016, como previa al debate que se celebra esta noche.
A la pregunta de donde se imagina dentro de diez años, el líder de Podemos responde:
Me veo dando clase, que es lo que me entusiasma. He tenido mucha suerte, me han pagado por lo que me gusta: estudiar y dar clase. Y me gustaría hacer el gamberro en televisión
Iglesias reconoce a su vez que antes se ve «de presidente».
En otra parte de la conversación con Amón, Iglesias reconoce que su formación «tiene rasgos peronistas»–San Sebastián apabulla a Iglesias: «Si tuvieras decencia y honor, tú mismo irías a dar explicaciones a Venezuela del dinero recibido, como ibas a arrastrarte ante Chávez y Maduro»–:
Yo diría que sí, que Podemos tiene rasgos peronistas. Seguramente, la lectura que hace Gramsci del Mezzogiorno italiano es algo que enseña Ernesto Laclau, padre intelectual de Errejón, a entender Argentina.
Y hay que añadir a esa construcción la experiencia de la televisión, como productora de sentido común. Podemos no se explica sin la televisión pero no se explica solo por la televisión.
Iglesias no se corta en soltarle un ‘palito’ a Iñigo Errejón, cuyo enfrentamiento hace unos meses ha dado tanto que hablar en las cuestiones internas de Podemos. Amón le pregunta quien es el autor de la siguiente sentencia: «el comunismo no existe, la socialdemocracia está muerta», a lo que responde–Pablo Iglesias margina a Errejón tras el acuerdo con IU y ni le dirige la palabra tras la fulminación de Pascual–:
Es un politólogo brillante que a veces vive en la esquizofrenia de la comunicación política y la reflexión teórica. Normalmente le ponen la zancadilla cuando reflexiona teóricamente en alto, como hizo cuando habló de la extrema derecha francesa, pero a veces cuando se convierte en comunicador político puro se pasa de la raya.
Sobre el eterno tema de Venezuela, dice ahora que hay «desencanto» con el gobierno de Nicolás Maduro y que el chavismo fue «ilusionante al principio»–Pablo Iglesias reniega de sus apoyos a Chávez: «Yo en Venezuela he estado un mes y medio en toda mi vida»–:
Hemos dicho con mucha claridad que no nos gusta la situación de ese país. El Gobierno venezolano ha cometido muchos errores, que tienen que ver con la situación de enfrentamiento institucional entre el legislativo y el ejecutivo–Alberto Garzón apoya el encarcelamiento de Leopoldo López: «Este señor fomentaba golpes de Estado»–.
Formamos parte de esa sensación de decepción que hay respecto al desencanto del chavismo, que fue ilusionante al principio y que luego ha sido desilusionante.
