La hipótesis de que Rivera no soportará la tensión de arrostrar el fracaso de bloquear la legislatura cobra fuerza en Moncloa
Recibiendo estos días presiones «por tierra, mar y aire», apuntan fuentes del PP, para que asuma que no puede quedar como el responsable de que los ciudadanos tengan que ir a votar por tercera vez en un año.
Distintos interlocutores políticos, económicos y empresariales le han hecho llegar al dirigente catalán un SOS: nadie va a señalar al PSOE como causante de este atolladero porque su abstención está condicionada al sí de Ciudadanos que reforzaría una mayoría para Rajoy de 170 escaños, si se incluye también a Coalición Canaria.
El mismo expresidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, compartió recientemente una charla con Rivera en la que se habló de la importancia de no obligar a los españoles a volver a las urnas.
El líder de Ciudadanos conoció cómo los socialistas le señalan como actor principal, dado que el PSOE tiene su propio relato que es decir que los españoles le han mandado a la oposición y tiene que rearmarse como alternativa de Gobierno.
En las reuniones que mantiene durante estos días Rajoy con su equipo ha ordenado que el PSOE desaparezca del discurso oficial para centrarse solo en Ciudadanos.
La hipótesis de que Rivera no soportará la tensión de arrostrar el fracaso de bloquear la legislatura cobra fuerza en Moncloa, que ya prepara una investidura in extremis para la última semana de agosto, lo que posibilitaría cumplir con la senda presupuestaria que marca Bruselas con unas cuentas que tendrían que llegar al Congreso antes del 30 de septiembre.
Eso situaría, como fecha tope, la primera votación el 24 de agosto y dos días después, la segunda y definitiva.
Si variara la estrategia y aceptara el Pleno fallido, podría irse hasta octubre.