Todo en un escenario en el que la cúpula socialista no tiene previsto convocar un comité federal para rectificar su postura
No está ni se le espera. Pedro Sánchez sigue en la playa (este fin de semana estuvo Ibiza) muy relajado mientras España acumula 300 días sin gobierno y él no se se levanta de la tumbona del ‘no’. El líder socialista se ha pasado todo el verano aconsejando a Rajoy que busque aliados en ‘las derechas’ para formar gobierno como si la cosa no tuviera nada que ver con él. —Marhuenda, al cuello de Carmona por llamar a Rajoy perezoso: «Tu secretario general se ha pasado 15 días en el chiringuito»—
Rajoy s elo ha tomado en broma durante el programa «El Partidazo» de la Cadena COPE en el que ha señalado que «no me atrevo a decir si para los Juegos de Tokio 2020 habrá Gobierno».
Esta es la crónica de un ridículo empecinamiento que condena a los españoles a unas terceras elecciones.
Nuestro no a Rajoy es un sí a la regeneración, al empleo digno y a la justicia social. Nuestro no a Rajoy es un sí al cambio.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 20 de agosto de 2016
«Si las derechas no se ponen de acuerdo, que no esperen el apoyo de la izquierda», dijo el 2 de agosto, la última vez que se ha reunido con Rajoy. El discurso de Sánchez no ha cambiado una coma desde entonces.
«El señor Rajoy me ha ofrecido una gran coalición, pero yo le he respondido que el PSOE es la alternativa al PP y no puede ir de la mano. La izquierda no va a apoyar a la derecha», sentenció su tono sectario habitual antes de irse ricamente a tumbarse en la arena. —Hermann Tertsch: «Personajes como Pedro Sánchez y su trío de tristes utilleros solo ven la política española en la clave de la revancha con la derecha»—
Tras ese encuentro fallido con Sánchez el líder del PP se hundió en una espiral de dudas. El presidente en funciones entró en ‘modo Rajoy’ y se recluyó en sus silencios. ‘Ya sabes, los tiempos de Mariano’, le justificaban los suyos alarmados por tanta parsimonia. ¿Acaso no urgía formar gobierno?
Lo podemos decir más alto pero no más claro. El @PSOE no se va a abstener ante la corrupción, la desigualdad, la precariedad y el desempleo.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 19 de agosto de 2016
El 10 de agosto 2016 Rivera desatascó la situación poniendo su ‘sí’ sobre la mesa a cambio de seis condiciones que deberían ser asumidas sin matices por el PP. Era la llave que desbloqueaba la situación dado que un mes antes en Ferraz habían dicho que el PSOE cedería un puñado de abstenciones en la segunda votación de investidura (en la que hace falta mayoría simple), para que la legislatura eche a andar, si el PP conseguía el sí de Ciudadanos.
La sorpresa fue que Rajoy recibió el anuncio con desdén. El líder del PP se lavó las manos y dejó la decisión en manos de su partido. No le gustó que Rivera imponga condiciones a un partido con 137 escaños. El líder de C’s le había tocado el orgullo al hombre impasible.
Quien tiene la llave para desbloquear la situación es Pedro Sánchez, apelamos a su responsabilidad y sentido de Estado @Rafa_Hernando
— Partido Popular (@PPopular) 19 de agosto de 2016
Rajoy tardó ocho días en darle una respuesta. Lo hizo en una comparecencia esperpéntica el 17 de agosto de 2016 donde se le vio nervioso y agresivo con la prensa con su ya famoso ‘yo nunca lo he dicho, lo otro lo dice usted’ a una periodista y que al final sí había dicho como demostró la hemeroteca. Y despistó a propios y extraños con esta frase: «El PP no ha venido a hablar de condiciones». El Mundo interpretó que Rajoy enfriaba el pacto y se iba a una terceras elecciones.
En el PP no entendían nada. La actitud despectiva de su líder acusando a los periodistas de inventarse cosas le había superado. Algunos dirigentes con mucho peso llamaron a C’s para calmar los ánimos y cerrar una reunión al día siguiente.
Rajoy hoy: Nunca he dicho q fuera a someter al PP las condiciones de Ciudadanos.
Lo dijo hace 7 días. pic.twitter.com/SjcVvhEKjl
— MALDITA HEMEROTECA (@Mhemeroteca) 17 de agosto de 2016
El 18 de agosto 2016 contra todo pronóstico Rajoy anunció que se sometería a la investidura el 30 de agosto de 2016 casi dos meses después del 26-J y se dio la mano con Rivera. La luz al final del túnel. En 24 horas pasamos de ir a unas terceras elecciones a tener una fecha de investidura tras dos meses de hacer la marmota. ¿Qué había pasado para que la situación cambiara tan radicalmente?
Rajoy siempre dijo que «a una sesión de investidura no se puede ir sin la certeza absoluta de que uno puede ser investido y por eso voy a la sesión de investidura». ¿Había recibido alguna señal del PSOE? Moncloa se encargó de que filtrar que Rajoy llamó a Pedro Sánchez para consultarle la fecha de investidura y éste ni le cogió el teléfono.
La pelota está en el tejado del PSOE. Los socialistas la devuelven con regates imposibles como el del valenciano Ximo Puig, asegurando por una lado que hay que «evitar» unas terceras elecciones con «diálogo» y al mismo tiempo dice que «no es lógico» que el PSOE se abstenga en la investidura de Mariano Rajoy.
Todo en un escenario en el que la cúpula socialista no tiene previsto convocar un comité federal para rectificar su postura. Sánchez tiene la tumbona asegurada.