Pedro Sánchez deja al PSOE con 68 escaños (-17) detrás de los 69 (-2) del Podemos de Pablo Iglesias

Terceras elecciones: PP con 159 diputados más los 25 de Ciudadanos suman la mayoría absoluta

Mariano Rajoy subiría 22 escaños y unido a Albert Rivera tendría ocho por encima de la mayoría absoluta

nas nuevas elecciones acabarían con el bloqueo político si se mantiene el pacto entre el PP y Ciudadanos, que sumarían 184 escaños

Unas nuevas elecciones generales serían la tumba política del socialismo, porque llegarían a ellas con liderazgos precarios, divisiones internas y ajustes de cuentas pendientes (PSOE: Partido Surrealista Obrero Español).

Si se celebraran hoy, unas terceras elecciones darían al Partido Popular, con el apoyo de Ciudadanos, una holgada mayoría absoluta, según la encuesta de GAD 3 que ABC publica este 3 de octubre de 2016.

Mariano Rajoy obtendría 159 escaños, frente a los 137 de junio pasado. Ciudadanos seguiría su ciclo descendente y perdería hasta 7, pero sus 25 diputados forjarían con los del PP una sólida mayoría de 184.

Es un mal resultado para Albert Rivera, pero con esos 25 escaños el partido de Albert Rivera podría haber una rápida investidura y tendría capacidad de condicionar el Gobierno de Rajoy durante los cuatro años de legislatura. Su papel político sería más relevante que en la actualidad.

Para Rajoy, esos 159 diputados serían más de los que logró José María Aznar en 1996 (156), cuando llegó a La Moncloa, y los mismos que obtuvo Felipe González en 1993, en su última legislatura.

UN BLOQUE DE IZQUIERDAS LLENO DE AGUJEROS

El llamado bloque de izquierdas formado por el PSOE, con 68 actas, y Podemos, con 69, se quedaría en 137 escaños, 19 menos que el 26-J (Zombies Party).

La encuesta revela que Unidos Podemos ha tocado techo y no sube ni por la sangría del PSOE. La formación de Pablo Iglesias se quedaría con 69 escaños, frente a los 71 que obtuvo el 26 de junio, en coalición con Izquierda Unida.

MARIANO RAJOY GANA O GANA

Este ‘subidón‘ del PP aún no incluye las consecuencias nefastas para los socialistas del vergonzoso vodevil que se montó con motivo de la dimisión de Pedro Sánchez el pasado sábado.

La sensación de riña de vecinos es devastadora para el PSOE, por lo que no es temerario presumir que la ventaja de Rajoy habrá aumentado todavía más tras la implosión socialista.

En Ferraz pasó lo que tenía que pasar. La dimisión de Sánchez era la opción mayoritaria entre los votantes socialistas encuestados por GAD3. Se cierra una etapa en el PSOE, y empieza otra («Welcome Mr. Rajoy e Iglesias Jr. Bye bye Peter Sánchez»… y el PSOE descuartizado).

Este sondeo debería ser otro argumento más para que la gestora del PSOE y sus futuros órganos colegiados den un giro a la oposición cerrada del anterior secretario general a la investidura de Mariano Rajoy.

Unas nuevas elecciones generales serían para los socialistas su tumba política, porque llegarían a ellas con liderazgos precarios, divisiones internas aún vivas y ajustes de cuentas pendientes.

A estas alturas, el mayor problema del PSOE no sería facilitar un gobierno del PP con su abstención, sino cómo sobrevivir a su fracaso histórico. A todas luces, no parece el mejor momento para presentarse ante el electorado con tantas tareas dentro de casa aún sin resolver.

El principal beneficiario del descalabro del PSOE sería el PP. El Partido Popular se convierte en el refugio del votante saturado por la inestabilidad y la política sectaria; recoge el hartazgo de una opinión pública agotada tras un año de parálisis, incertidumbre y frivolidades por parte de quienes en teoría venían a regenerar las instituciones. Sánchez se echó en manos del populismo, y erró.

Su «no» a Rajoy le ha pasado factura a él, pero el PP no debe confiarse ni conformarse. Al contrario, debe aprovechar la coyuntura para confirmarse como la opción responsable de Gobierno, y blindarse frente a su punto débil.

Ahora más que nunca sería oportuno que diera nuevos pasos contra la corrupción, transmitiendo el mensaje nítido de que no habrá más «Gürtel», más « Púnicas » ni más « Bárcenas ».

En definitiva, garantías para volver a ser el partido vertebrador de la recuperación económica, la estabilidad institucional y el reformismo político, frente a una izquierda que más pronto que tarde ha de volver a levantarse y competir por el bien de España.

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