¡Qué piel más fina se le pone a los que suelen estar día tras día maquinando y pergeñando ataques a los demás cuando los destinatarios de las invectivas son ellos!
Gabriel Rufián es un claro ejemplo de político capaz de insultar a todo bicho viviente –¿Gabriel Rufián fue ‘cocido’ a hacer el numerito en el Congreso?-, pero luego, eso sí, que no se metan con él porque entonces toca ir a llorar a su muro de las lamentaciones que es Twitter.
Y claro, cuando llega una celebridad del intelecto de Arturo Pérez-Reverte y define magistralmente en una línea los motivos del comportamiento de Rufián, que se mueve entre lo macarra y lo bufonesco, entonces llegan los enfados tamaño bicho del pantano –Arturo Pérez-Reverte: «Tengo la teoría de que a Rufián le pegaban en el colegio y de ahí salen sus conductas posteriores»-.
La respuesta de Rufián, evidentemente, no se hizo esperar, y, como suele ser norma general en él, acusó al escritor de frivolizar con el acoso escolar. Dicho en plata, al de ERC sólo le quedó el derecho al pataleo más infantil.
La verdad es que no pero en cualquier caso hay que ser muy miserable para frivolizar así el bullying.https://t.co/R8kFME22q5
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) 10 de diciembre de 2017
