Los militantes ya no se tragan los discursos de Pablo Iglesias y, por lo pronto, un tercio de ellos se piensa muy mucho eso de financiar a Podemos.
La formación morada ha vivido todo este tiempo de manera principal de las donaciones de sus miembros. Y desde que se celebró el cónclave de Vistalegre 2, las aportaciones se han visto reducidas hasta en un 30%, un porcentaje más que considerable.
La principal causa de esta caída en las donaciones hay que buscarla en la fractura que se produjo tras el cónclave de Podemos en la primera quincena de febrero de 2017. La dualidad Iglesias-Errejón no ayuda a que los simpatizantes confíen en la solidez del partido al que vaticinan que se puede partir en dos.
Tal y como publica Okdiario de fuentes cercanas a Podemos:
La radicalidad con la que se está actuando está pasando factura a los ingresos.
Esa radicalidad se refiere a las continuas salidas de tono de los miembros de Podemos tanto en el Congreso como en el Senado. A muchos militantes no les hace gracia el tono tabernario de diputados de la formación de Iglesias que se han creído que están en la barra del bar.
En 2015 las aportaciones de los afiliados suponían más de la mitad de sus ingresos, no obstante ahora solo pueden contar con un 26% del total de los fondos con los que se financia el partido. Además, los datos en su web no están actualizados, pero todo apunta a que el apoyo sigue cayendo en picado.