Susana Díaz: "Pedro, tu problema no soy yo, tu problema eres tú"

Un debate de pena, bronco y sin propuestas que vaticina un negro futuro al PSOE

El ex secretario general pide de forma patética una 'tercera' oportunidad y sus dos rivales parecen aproximarse

Un debate de pena, bronco y sin propuestas que vaticina un negro futuro al PSOE
Susana Díaz, Patxi López y Pedro Sánchez en el debate del PSOE. PD

Sánchez echa en cara a Díaz la abstención y la presidenta de la Junta le reprocha sus "bandazos" y derrotas electorales

De pena. Un debate alejado de la realidad, donde se plantearon cuestiones ficticias, ajenas a la realidad y donde ninguno ofreció nada. Si hay una impresión: Susana Díaz y Patxi López acercan posiciones y no hay que descartar que hagan frente común contra Pedro Sánchez el póximo domingo.

Y se dijeron todo a la cara siete meses y medio después. En la sala Ramón Rubial, donde se vivió el cainita Comité Federal del uno de octubre, Susana, Pedro y Patxi  -detrás de unos atriles que parecían burladeros taurinos- han protagonizado este 15 de amyo de 2017 el único debate antes de las primarias del 21 de mayo.

Algún columnista los había bautizado antes del espectáculo como ‘los tres tenores’, pero en realidad han resultado un pufo, una decepción, tres ‘mantas’ de cuidado.

El debate, en cualquier caso, ha servido para que la presidxenta andaluza reprochara al ex ambicioso líder sus «bandazos» y derrotas electorales y para que el madrileño le afeara la «abstención gratis» y la cercanía a la derecha.

Todo esto ante la atenta mirada del exlehendakari, que se ha reivindicado como el candidato que no quiere hablar del «pasado» y como el «voto útil» ante la polarización del partido.

Y es que el PSOE llega roto, fracturado, al borde de la escisión ante este proceso de primarias y con la sensación de que será una pelea por un puñado de papeletas. En la mente de todos también una obsesión: cómo lograr la unidad a partir del día siguiente.

Los candidatos llevaban días hablando de un debate de «guante blanco» y entre compañeros. Pero, sin rebasar los límites de la educación, los tres aspirantes han entrado en un cuerpo a cuerpo de acusaciones y de reproches por la actitud de cada uno durante los dos años de Sánchez como secretario general.

Un tiempo doloroso para los socialistas, según han compartido los candidatos. Para Díaz, el problema de todo está en el fracaso electoral de Sánchez.

«Tú problema no soy yo, tu problema eres tú. La gente que ha trabajado contigo no se fía de ti. Deberías hacértelo ver».

Eso le ha afeado la presidenta de la Junta de Andalucía, que ha prometido que si el PSOE no remonta electoralmente con ella, se irá «sin hacer ruido».

«Todo el mundo quiere ganar y no todo el mundo puede. Hay quien se ha presentado dos veces y ha sacado los peores resultados. Hay un PSOE que gana al PP y otros que nos han llevado a los peores resultados ante un PP tóxico e infame».

Sánchez, en cambio, ha sacado a la luz la falta de lealtad que a su juicio han tenido Díaz y el grupo de barones afines a ella desde que llegó a Ferraz. Y le ha recordado las veces que le han cuestionado en los medios.

Su relato es que con él habrá un PSOE «sin notables», un partido «creíble», de izquierdas y del «siglo XXI».

Y, ante las críticas por sus derrotas electorales, ha soltado:

«No soy presidente porque Iglesias no quiso, no soy presidente del Gobierno porque puse encima de la mesa unas condiciones. Otros le dieron la abstención al PP gratis».

Con un aviso: la victoria de Díaz puede llevar a los socialistas a una tercera posición en las elecciones.

Pimpampum. El debate, moderado por la periodista Carmen del Riego, ha estado trufado de apelaciones directas.

«No mientas, cariño», le interrumpía Díaz a Sánchez al hablar sobre Cataluña y las definiciones de nación de cada uno.

«Veo, Susana, que no me has contestado», le decía en otro momento Sánchez.

«No te voy a difamar con un titular de un medio de derechas», señalaba más tarde la líder del PSOE-A.

Si durante la campaña López ha estado arrinconado en un plano secundario, el debate le ha sentado mejor para presentar su modelo frente a la batalla Díaz vs. Sánchez.

El exlehendakari ha querido hacer calar la sensación del «momento delicado» del partido.

Por eso, se ha comprometido, si gana, a llamar a los otros dos candidatos el día siguiente para decir:

«Se ha acabado la broma».

Y se pondrá a trabajar para la integración y estará a la «disposición» si gana otro.

Eso sí, López hablaba, pero Sánchez iba directamente a por sus votantes. Por eso, ha dicho que ha incorporado las ideas del programa del vasco a su documento programático.

La conclusión desde fuera, es penosa.Hay en el PSOE de esta hora una notable pulsión suicida.

Sánchez, aquien sólo le ha faltado el isulto puro y duro y que no se ha enterado todavía de que hundió electoralemnte a su partido y quedó en manos de Pablo Iglesias, ha perfeccionado las dos peores herencias de Zapatero: el vicio de mirar al adversario como enemigo y el relativismo en el uso del lenguaje.

Es que él tuvo una ocasión de oro cuando Rajoy perdió 63 escaños en una legislatura. Pedro no sólo no ganó ninguno, sino que perdió 20 diputados sobre el mínimo histórico de su partido. Y no dimitió y perdió otros cinco.

Pasé lo que pase en las primarias dentro de una semana, los socialistas saldrán rotos y enemistados.

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