El libro ‘Juego de Escaños’ (Editorial Península, 2017) es el resultado de la mirada crítica y curiosa de una cronista parlamentaria, María Rey, que a lo largo de muchos años ha tenido la suerte de asistir en primera fila al final de un ciclo y al inicio de otro nuevo. Recoge una crónica política y otra costumbrista. La democracia representativa ha sido cuestionada por los errores cometidos.
Es mejorable, pero sigue siendo útil y aun imprescindible para organizar nuestra convivencia en libertad. Está claro que hay mucho que hacer, empezando por donde se han abierto las mayores grietas: la sede de la soberanía popular . María Rey indaga el origen de la herida, en qué momento los caminos de la calle y de los políticos empezaron a bifurcarse y qué debe cambiar para acercarlos.
Entre las asignaturas pendientes: una modernización necesaria, que abra de par en par las puertas, para que corra el aire y en el Parlamento entre de nuevo la ilusión.
«Las encuestas les recuerdan a menudo — les dice la autora a sus señorías diputados y diputadas— que su trabajo es percibido por los ciudadanos no como una solución a sus problemas sino como un problema en sí mismo». Y les apremia a que sin perder más tiempo acometan las «reformas necesarias que ayuden a recuperar la confianza en una institución tan importante como el Parlamento».
María Rey (Vigo, Pontevedra, 1967) es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Empezó en la Cadena SER, trabajó en TVE, en la agencia EFE y, desde 1992, en Antena 3. Ha sido presentadora y redactora de política, y corresponsal parlamentaria durante casi dos décadas, una etapa en la que ha vivido en primera línea las convulsiones políticas de los últimos tiempos y por la que en 2013 recibió el Premio Luis Carandell de periodismo parlamentario. En la actualidad presenta el informativo de medio día de Antena 3.
«LA VIDA NO ES ESTE PATIO»
«Quizá la lección más importante que el parlamentarismo ha aprendido de este tiempo convulso se resume en una frase que escuché a la diputada socialista Soraya Rodríguez. “La vida no es este Patio.” Así reclamaba a sus compañeros de partido que traspasasen las vallas del Congreso y saliesen a la calle a escuchar a los votantes para ver en qué les habían fallado y qué debían cambiar.
Esa afirmación es aplicable a todos los partidos y a quienes en nomb re de ellos hacen política a diario desde dentro del Congreso y el Senado. La vida no es el Patio de la calle Floridablanca, junto a la carrera de San Jerónimo, en el que periodistas y políticos intentamos arreglar el mundo con apasionadas discusiones . Nos damos y nos quitamos la razón unos a otros, pero no son esas razones las que rigen el día a día en la mayoría de los hogares.
De este tiempo de cambio quizá muchos hayan entendido por fin que para q ue nadie pueda volver a gritar “ No nos representan ” a las puertas del Congreso, estas no pueden permanecer cerradas a la vida. Cerradas a los patios»
«[José Antonio] Labordeta se excedió en el lenguaje y en las formas pero se anticipó a lo que vendría más tarde . Plantó cara a quienes — desde cualquier color pol ítico — entendían el Parlamento como un privilegio para señores encorbatados , ajenos a lo que opinaba la calle. Aquel hombre con aspecto de paisano de la España rural, poco amigo del traje y la corbata, rompió por unos instantes la plácida tranquilidad de u n país gobernado por la mayorí a absoluta y convencido de que “ todo iba bien ” . Una sociedad en la que solo unos pocos percibían entonces el lento pero firme alejamiento entre la calle y el hemiciclo.»
TODO EMPEZÓ EN SOL…
«La indignación contra la clase política se cocinó en la madrileña Puerta del Sol , a menos de diez minutos caminando en línea recta desde el Congreso de los Diputados. No hablamos de la primavera de 2011, sino de mucho antes, del inicio del verano de 2004»
«[Las víctimas del atentado del 11 de marzo] se presentaron ante la puerta del Congreso para exigir que se les permitiese estar presentes en la comisión. Recogieron firmas — 12.500 — para apoyar su petición. Los papeles con sus nombres siguieron como tantas o tras veces “ el cauce r eglamentario” , el del olvido. Las normas de seguridad no permiten concentraciones en el perímetro más cercano al Congreso, así que las víctimas fueron desalojadas y se instalaron en la Puerta del Sol»
«El 15 de diciembre de 2004, [Pilar Manjón] aquella mujer con aspecto frágil, con dificultades para mantener un tono de voz audible sin perder la compostura, leyó su discurso durante una hora y 36 minutos. “ Hoy hablamos, señorías, de cosas largamente meditadas”.
Así arrancaban sus palabras cargadas de reproches hacia los políticos y la prensa , a quienes las víctimas acusaban, nada más y nada menos, de falta de sensibilidad ante el atentado más grave de nuestra historia.
Hubo palabras duras: “Ustedes han hablado de circunloquios y periferias. Han hablado de us tedes. De nosotros, no. Esta comisión debía ser de toda la ciudadanía y ustedes se han apropiado de ella para hacer política de patio de colegio”. Los diputados miraban atónitos, inmóviles, desconcertados»
«La prioridad de aquella comisión de investigación no fue solo descubrir lo que había pasado para evitar así que volviese a ocurrir. No para todos. La rivalidad política, el ajuste de cuentas, condicionó la mayoría de las jornadas de trabajo que sirvieron p a ra alimentar la bronca política »
…Y EN SOL SE CONSOLIDÓ
«Los indignados [del 15 – M] siguieron acampados hasta el mes de agosto, cuando fueron desalojados aprovechando el despiste veraniego. Pero el movimiento ya había fraguado; se estaba organizando. Se había abierto un debate sobre la gestión de lo público, sobre el modelo político que reclamaba una parte de la ciudadanía. Fuera de la plaza continuaron las asam bleas, debates y movilizaciones.» «Ellos mismos se de finían como un movimiento para “ la repolitización de la ciudadanía”. No querían menos política, querían más»
«Para muchos parlamentarios aquello era un movimiento pasajero que tenía más que ver con la crisis económica que con la participación política. Muy pocos se asomaron a la Puerta de l Sol y los que lo hicieron fueron recibidos con gritos y abucheos»
«Algunas de las leyes puestas en marcha en los siguientes meses intentaron recoger ese espíritu. La ley de Transparencia, las reformas que buscaban racionalizar los gastos y combat ir la duplicidad de funciones en las administraciones públicas y la que estableció que los condenados por corrupción tendrían que devolver el dinero público sustraído. Eran reformas que intentaban recuperar la confianza aunque solo desde el cent ro derecha lo interpretaron así»
«La tarea pendiente era hacer reformas profundas, esas que necesitan el debate y el pacto entre distintas fuerzas políticas y eso en la primera legislatura de Rajoy, con m ayoría absoluta, no era posible»
DE SOL AL PARLAMENTO: LLEGA EL CAMBIO
«Las elecciones de diciembre [de 2015] enfrentaron al Parlamento a su mayor reto en décadas. No había mayorías claras para formar un Gobierno que dirigiese una sociedad dividida y gestionase la salida de la crisis económica. La suma de esc años no era suficiente ni por la derecha ni por la izquierda. Era necesario pactar, pero ¿quiénes? Los que ideológicamente podían tener más coincidencias a uno u otro lado no se conocían lo sufi ciente y además se miraban con recelo. Para los viejos partido s los recién llegados eran u nos advenedizos que les habían “ robado ” sus votos. La política española llevaba mucho tiempo avanzando sin necesidad de pactos. Habíamos perd ido esa costumbre y esa cultura. »
« Apenas una semana después de la primera ronda de co ntactos, el Rey tuvo que volver a convocar a los líderes políticos en La Zarzuela. Se repitió el desfile y las ruedas de prensa posteriores en el Congreso con casi idéntico contenido. La gran diferencia es que en esta ocasión Pedro Sánchez salió con el enc argo de formar Gobierno . Necesitaba apoyo y pretendió que fuera amplio. Quería a los dos nuevos partidos firmando el mismo pacto, pero desde el primer momento quedó claro que Podemos y Ciudadanos no aceptaban compartir esa aventura. Igual de evidente era l a falta de entusiasmo con el que e l PSOE tendía la mano a Podemos . »
«Con el tiempo afloró la factura que aquel desencuentro entre socialistas y podemitas pasó a ambas partes . Fue entonces cuando empezaron a surgir las diferencias de criterio entre Iglesias y Errejón sobre la forma en que había que negociar con el PSOE. El que era secretario político y portavoz era partidario de seguir buscando el acuerdo, de ceder algo para consumar el triunfo de Podemos. Una fuerza que podría haber pasado de la nada al Gobierno en un par de años. De ahí partió la herida que terminó dividiendo el partido en dos solo seis meses más tarde»
«También Pedro Sánchez revisó esa etapa con espíritu crítico. Meses más tarde, en la única entrevista que concedería horas después de renunciar a su escaño, reconoció que se había equivocado al despreciar a Podemos por considerarlo una fuerza populista . En cualquier caso tampoco hubiera podido avanzar mucho más en s u acercamiento a Podemos. Después de las elecciones de diciembre, el Comité Federal del PSOE ya le había marcado las líneas rojas de futuras negociaciones . No le permitiría llegar a un acuerdo con ninguna fuerza que apoyase un referéndum independentista para Cataluña y en eso los de Iglesias eran calculadamente ambiguos. »
ALGUNAS SUGERENCIAS, SEÑORÍAS
«El salario de los parlamentarios españoles no es alto por mucho que se repita lo contrario , y además creo que ganar menos de lo que a uno le corresponde no es un mérito sino más bien una circunstancia que deberíamos evitar. Pero no estaría de más preguntarse si es lo más conveniente que las cámaras les paguen a través de sus grupos parlamentarios. Quizá se sentirían más libres si la asignación llegase directa de la institución a su cuenta , e incluso si se dedicase una cantidad para que pudiesen encargar sus propios informes y asesorías.»
«El Parlamento español necesita cambios, modificar sus leyes internas y afrontar sin complejos las necesidades que les plantean los ciudadanos. No solo tienen derecho a saber cuánto ganan lo s diputados o cuánto gastan en viajes. Si hay que concretar quién asiste a cada Pleno, dónde están los ausentes, quién es recibido en los despachos, qué piden las asociaciones de vecinos y también los lobbys , pues se cuenta. Solo con la transparencia se recuperará la confianza y solo desde el conocimiento de lo que hace el Parlamento volverá el respeto.»
«Las incompatibilidades de la actividad parlamentaria siguen siendo una asignatura pendiente de difícil solución. ¿Dónde poner el límite? Muchos defienden que debería facilitarse el camino de ida y vuelta de la actividad privada a la política para lograr atraer nuevos perfiles de diputados. Ahora son muy pocos los que tienen garantizado el regreso si la aventura política no resulta ser como esperaban. Sol o los funcionarios pueden recuperar su trabajo nada más dejar su acta»
«No necesitamos que pasen cinco horas sentados en su escaño si en ese tiempo pueden dedicar un rato a atender las necesidades de una asociación de ciudadanos. Pero es importante que p odamos saber siempre qué hacen y con quién se entrevistan. Llegó el momento de no seguir aparcando esa ley que debe regular el papel de los lobbys en la vida pública»
«Pero si algo quiero pedirles encarecidamente es que se sienten a pensar seriamente qué hacer con el Senado . No sé si el camino es cerrarlo. Yo preferiría replantear sus funciones y llenarlo de contenido. ¿Para qué queremos una Cámara de segunda lectura si no tiene un papel real porque en la práctica siempre el Congreso tiene la última palab ra? Hablan a menudo de convertirla en una Cámara de representación territorial. Ahora no lo es por más que un puñado de sus representantes sean designados por los parlamentos autonómicos. Saben que ese sistema solo ha servido para encontrar un retiro a los expresidentes y exministros. No lo critico si dejan de hacerlo de tapadillo y asumen que la experiencia de las personas que han dedicado buena parte de su vida al servicio público, debe ser aprovechada en beneficio de todos . »