El independentismo catalán no sólo está truncando la convivencia en Cataluña, también está enloqueciendo a sus activistas, incluso a aquellos que en el pasado tenían fama de moderados como la ex presidenta del Parlament, Núria de Gispert, a quien Josep Antoni Durán Lleida colocó como presidenta del partido Unió (cuando estaba asociado con Convergencia) en sustitución de Ignasi Farreses cuando este tuvo que dimitir por las primeras gotas de corrupción, el caso ‘Pallerols’.
Ahora Núria de Gispert no quiere saber nada de sus ex compañeros de Unió a los que acusa de ‘Botiflers’ (traidores), ya que recientemente aseguró en RAC1 que su ex compañero de partido Ramón Espadaler ha aceptado ir a las listas del PSC por dinero y se ha jactado de ser una de las que convenció a Puigdemont de que no convocara elecciones él sino que declarara la independencia unilateral.
Gispert ahora está retirada de la política, al menos eso dice ella, pero sigue cobrando del erario público, es asesora de Puigdemont y tertuliana en Catalunya Radio con Mónica Terribas. Y una tuitera muy hooligan. Tanto que se permite hacer comentarios xenófobos sobre Inés Arrimadas:
Núria de Gispert o cuando vomitas un tweet sin pensar y muestras lo que de verdad piensas. https://t.co/DzuvwbqB6v
— Peter Carabantes (@alcarajopipa) 16 de noviembre de 2017
Su última ocurrencia fue leyendo el digital de José Antich (otro medio muuuuy moderado a la hora de hablar de la oposición en Cataluña) una noticia dirigida a Inés Arrimadas y ha soltado un «¿Por qué no vuelves a Cádiz?».
No era la primera vez que la moderada Núria de Gispert, militante del PDeCAT, se lanzaba al barro xenófobo en Twitter. Hay que recordar cuando le dijo al presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Jesús Barrientos, natural de León y residente en Barcelona desde hace más de veinticinco años, textualmente:
«Magistrado Barrientos, presidente del TSJC, cuantos años hace que vives y trabajas en Cataluña? Eres un desconocido y un sin raíces».
El racismo del nacionalismo/independentismo en Cataluña no es novedoso. Gabriel Rufián, otro ‘gran demócrata’ ya había dicho que para él ni Jorge Fernández Díaz ni Inés Arrimadas merecían ser catalanes (aunque hubieran vivido en Cataluña durante años y hubieran sido votadas por catalanes durante años) porque ella había nacido en Cádiz y él en Valladolid. Pero Gispert le ha superado.
La mentira de la anciana expulsada de un avión de Vueling “por hablar catalán” hunde a TV3 y deja en ridículo a Nuria de Gispert, Tremosa, Antonio Baños… y Puigdemont, cómo no. pic.twitter.com/ee0EW56Sao
— Estrellado (@arturelpayaso2) 14 de noviembre de 2017
¿Qué les parece a los líderes de ‘la revolución de las sonrisas’ le pida a la líder de la oposición que se largue de su país? ¿Así ‘trabaja por la unidad del pueblo catalán’ Nuria de Gispert como tanto ha asegurado en sus tuits? Es fácil de entender lo que de verdad quieren decir los ‘indepes’ cuando repiten pesadamente ‘somos un solo pueblo… un solo pueblo’ (indepe, claro los que no piensen como nosotros, ya no son pueblo ¡que se larguen!).
¿Y si vuelve usted, De Gispert, a la democracia y a la decencia? En Cataluña solo sobran sus compañeros de la banda del 3% https://t.co/NOcsgX1gAX
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) 16 de noviembre de 2017
¿Se imaginan lo que dirían los inquisidores de los medios separatistas si ese comentario lo hubiera hecho a la inversa el Rafael Hernando de Turno? ¿Veremos a Antoni Bassas hacer un editorial severo contra la falta de respeto a un adversario por su lugar de nacimiento, a Empar Moliner haciendo un monólogo contra Gispert, a Toni Soler haciendo algún gag ridiculizándola o a los de ‘La Isla de Robinson’ creando una sección irónica ‘sobre como los indepes estiman a las no nacionalistas’ sacando comentarios como los de Gispert o Rufián. No, claro, porque la atacada ‘no es de los nuestros’.
No se pierdan esta entrevista lamentable que le hizo Karmentxu Marín en El País en 2011, disfrazada de hada y varita mágica en ristre, la que convierte a dialogantes moderados en fanáticos y racistas separatistas.