Jesús Cacho, antes que periodista fue marino mercante, y eso forja el carácter. Lo demuestra el palentino en la columna que publica el 30 de noviembre 2017 en Vozpopuli titulada ‘A cavar viñas a pala’, que era como decía su padre cuando quería llamar ‘zángano’ a alguien.
Les llama «estafadores», «mentirosos», «cagaos»… en fin, que los pone a caer de un burro:
«Los Puigdemones han demostrado ser unos cagaos de tomo y lomo, cualidad que a estas alturas de la historia no puede sorprender a nadie. Tras la apostasía de Carmen Forcadell, la Marianne de la República Catalana, ante el Tribunal Supremo, donde, tras aceptar la Constitución, el artículo 155 (como el resto de miembros de la Mesa), y cualquier cosa que le hubieran puesto a la firma, que solo le faltó a la doña adjudicarse la muerte de Manolete en la plaza de Linares, ha sido el citado Oriol Junqueras y el resto de exconsejeros de ERC encarcelados desde el 2 de noviembre quienes, desde los fríos de Estremera, han remitido un escrito al juez Llarena del Supremo pidiéndole audiencia con la intención de cantar las alabanzas del 155 y otras yerbas, comprometiéndose a defender sus ideas «por las vías del diálogo y la negociación», para de este modo poder salir a la calle y hacer campaña».
Lo del mandato del pueblo catalán, en dónde se lo han tenido que meter, les recuerda Cacho:
¿No tenían ustedes un mandato del pueblo catalán, así en engeral, para declarar la independencia? ¿Realmente estos valientes, ejemplo de virtudes cívicas y humanas, feos por dentro y feos por fuera, van a volver a gobernar la Generalidad de Cataluña? Todos han reconocido ahora que la DUI fue «un acto simbólico sin repercusión jurídica», que el Govern no estaba preparado para «dar continuidad política de forma sólida» a unos resultados del 1-O donde se podía votar cuantas veces se quisiera, que no había una «mayoría social» dispuesta a apoyar la secesión… Pero, ¿en qué quedamos? ¿No tenían ustedes un mandato del «pueblo catalán», así, en general, de todo el pueblo catalán, para declarar la independencia?
Y los remata a palos, sin piedad:
«Mentirosos, cobardes, cínicos. Dejo al margen a ese auténtico «carallot» (gilipollas, en catalán) que es Puigdemont, un bufón que cual capitán Araña embarcó a tantos en la aventura de la independencia para, 8 segundos después de soltar amarras, poner pie en chapula y huir a Bruselas donde pasea su triste figura de mendicante en busca de un poco de cariño. Nadie sabe a ciencia cierta lo que pasará el 21 de diciembre, pero resultaría verdaderamente sorprendente, por utilizar un término caritativo, que los partidos nacionalistas volvieran a repetir resultados. Parece de todo punto lógico suponer que una parte de los catalanes que a partir de septiembre del 2012 decidieron echarse en brazos del independentismo se queden ahora en casa, hastiados y ofendidos por la burda astracanada de que han sido objeto. No sé si será el 1% o el 10% de los 1.957.348 votos (de un censo total de 5.352.786) que el 27-S obtuvo la suma de JxSí y CUP, pero en cualquier caso será un porcentaje suficiente para enviar a la oposición a quienes han abusado tan arteramente de Cataluña y los catalanes. El 21 de diciembre habrá sorpresa».