Un golpe de timón que hará zozobrar sin duda la embarcación podemita, donde muchos reman y pocos son los que dan órdenes bajo velada amenaza de otra purga en plan sálvase quien pueda.
El rápido anuncio de Pablo Iglesias este jueves 30 de noviembre de 2017 en los pasillos del Congreso, ajeno a la mirada de Irene Montero y dejando a Xavier Domènech con tres palmos de narices, relativo a que Podemos recurrirá el 155 ante el Constitucional, ha desatado el terror en las filas moradas.Y es que tan arriesgado paso podría acabar penalizando a la formación con vistas a unas generales.
En las federaciones regionales no existe unanimidad alguna, y sí temor a la reacción de las bases y de sus votantes.
Este movimiento, que sin duda obedece a un interés cortoplacista de «rascar votos de ERC» en las elecciones del 21 de diciembre, daña además las relaciones entre Iglesias y sus socios de En Comú, y entre los morados y Esquerra Republicana, mientras Rufián se frota las manos tras su reciente envite en Twitter:
.@gabrielrufian: «¿Por qué Podemos, con quién tenemos muchas cosas en común, aún no ha iniciado un recurso de inconstitucionalidad contra el artículo 155?» pic.twitter.com/zdQy2tstGh
— Esquerra Republicana (@Esquerra_ERC) 29 de noviembre de 2017
El expresident Carles Puigdemont se ha salido con la suya: dio instrucciones a los dirigentes del PDeCAT para que convencieran a Iglesias y Domènech de dar el paso de llevar el 155 al TC en un recurso conjunto.
Los exconvergentes, con 8 diputados; y ERC, con 9, quedaban muy lejos del requisito legal para formalizar la iniciativa: la firma de 50 diputados o senadores. Tampoco lo podía hacer el Govern, cesado y con más de la mitad de sus miembros en prisión.
La exresponsable de Estudios, Carolina Bescansa, ya avisó hace unas semanas, y así le fue:
«Les hablamos mucho a los catalanes y poco a los españoles».