Si un extraterrestre hubiera aterrizado este 17 de agosto de 2018 en plaza Cataluña en pleno acto de homenaje a las víctimas del atentado terrorista de las Ramblas y Cambrils habría tenido difícil enterarse lo que estaba pasando allí.
Porque la presentadora del acto, la periodista Gemma Nierga, no ha tenido ni una palabra de condena hacia los islamistas que asesinaron a 15 personas, 14 de ellas atropelladas por una furgoneta en las Ramblas.
Hablando durante todo el acto en catalán, Nierga ha insistido en que Barcelona, es una «ciutat de pau», una ciudad de paz cuando allí no se celebra ninguna guerra y obviando que lo sucedió allí fue un atentado islamista.
Las víctimas del terrorismo reciben como una bofetada la elección de Gemma Nierga para el #17agosto https://t.co/KWLh4fJMaN
— Liberal Enfurruñada (@MuyLiberal) 17 de agosto de 2018
En una acto con altas dosis de buenismo, con canciones de John Lennon, Harold Arlen, Leonard Cohen y Jaume Sisa como música de fondo interpretado con una cincuentena de alumnos de las Escoles Municipals de Música, Nierga anunció que se leería en los idiomas de las víctimas un poema del libro Devociones sobre situaciones inesperadas de John Donne.
Este es el texto de John Donne que se ha leído en ocho idiomas:
«Nadie es una isla por completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de un continente, una parte de la Tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; por eso la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por tanto, nunca preguntes por quién doblan las campanas, porque están doblando por ti».
El acto institucional, que comenzó hacia las 10.30 horas con «El cant dels ocells» (El canto de los pájaros, de Pau Casals), contó con la presencia de varias de las víctimas, en primera fila, así como con los reyes; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el presidente de la Generalitat, Quim Torra.
A la llegada de los monarcas se vivieron momentos de aplausos con gritos de «viva el rey», aunque también se escucharon proclamas a favor de los políticos presos y peticiones de silencio.
Nierga concluyo diciendo que «queremos la paz, no la indiferencia» y nos conminó a «aprender a querernos más y mejor». Le faltó decir: «Ustedes que pueden, dialoguen»