No es nuevo, ni desentona mucho con lo que suelen profesar los ‘progres’ españoles. Lo llamativo del odio de Pablo Iglesias a España y su apuesta por todo lo que pueda perjudicar, debilitar o erosionar lo español, viene de lejos (El fiestón de Halloween en el chalet de Iglesias que soportó la Guardia Civil bajo cero).
Hace un lustro, concretamente el 19 de septiembre de 2013, el coletudo Iglesias, por aquel entonces profesor titular de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid, participó en un seminario en la Universidad de La Coruña, con el nombre de «Medios, comunicación y poder», para rechazar «in situ» y expresamente la identidad España y el uso de la bandera española (La confidencia del rey Felipe y doña Letizia al toparse con el abanderado Pablo Iglesias ).
«No sé si os dais cuenta de que yo cada vez que voy a los medios de comunicación hago contorsionismo para decir: ‘Esos patriotas de pulserita roja y gualda que venden la soberanía a Bruselas. Ser patriota es defender los servicios públicos, ser patriota es defender los derechos sociales…’».
«Yo no puedo decir España. Yo no puedo utilizar la bandera rojigualda. Yo puedo decir que soy un patriota de la democracia y por eso estoy a favor del derecho a decidir y de que la educación y la sanidad sean públicas».
El líder de la formación morada tomó la palabra en la conferencia «Información contra hegemónica» para dar rienda suelta acerca de sus participaciones televisivas, en las que por aquel entonces le servían para crear el germen de lo que ahora es Podemos (Este vídeo de ‘okupa’ Sánchez poniendo a parir a Iglesias y a los separatistas se viraliza).
Así, se alejaba de la utilización de los símbolos identitarios nacionales, con un fin populista.
«La identidad España para la izquierda, una vez terminó la Guerra Civil, está perdida. No sirve para hacer política en Cataluña, en Galicia ni en el País Vasco y es un agregador con el que gana la derecha».
«La respuesta es no hay nada que hacer, perdimos la guerra».