Iñaki Gabilondo -con una intachable trayectoria contra el terrorismo- venía decir que era una barbaridad ilegalizarles
Batasuna no hizo el menor amago de rechazar la violencia hasta que la Ley de Partidos anunció que les dejaba fuera de juego y de las instituciones si no lo hacía.
La lucha contra ETA no sólo debe permanecer en lo relativo a los criminales y asesinos que permanecen sueltos, sino también la lucha por ‘el relato’ que los etarras van a querer imponer. Infames versión de que esto ha sido una guerra de ‘fifty’-‘fifty’ entre asesinos y víctimas.–¿Qué ganan Ortega Lara, Miguel Ángel Blanco y otros 852 asesinados con la basura de comunicado de ETA?–
Y en esta tarea el mejor aliado de ETA no son tanto los medios de su órbita encabezados por ‘Gara’. Son más útiles esos extraños ‘buenistas’ mediáticos que parece que tienes ganas de vender la idea de que ha sido la propia izquierda abertzale la que ha ‘evolucionado’ por si sola a la democracia y la pacificación. Y que, desde ese punto de vista Arnaldo Otegi es poco menos que un Nelson Mandela que ha pilotado esa ‘evolución’.–Consuelo Ordóñez remata a ETA y deja herido a Rajoy: «Las víctimas no merecíamos este final»–
Por poner un ejemplo. En la tertulia de ‘Al Rojo Vivo’ tras el primer anuncio de ETA de que iba a abandonar el terrorismo (‘la lucha armada’ en su eufemísticamente hipócrita jerga), aseguraron que entre los momentos clave para el fin de ETA había que destacar el discurso de Anoeta de Otegi en la que habló de que Batasuna debía rechazar la violencia para poder volver a la legalidad. Argumentar eso era tanto como reconocer que el final de ETA se debía a una iniciativa de la propia izquierda abertzale.–La Hora de los Asesinos: Primer juicio a cuatro jefes de ETA por crímenes de lesa humanidad–
Después fue en ‘Salvados’ donde Atresmedia cedió sus cámaras a Arnaldo Otegi para que, ante Jordi Évole, volviera a defender esa teoría: «ETA deja la lucha armada porque la izquierda abertzale hizo una reflexión política y dijo ‘esta estrategia debe concluir’.–El sinvergüenza de Otegi saca la cara por las mujeres y se la parten a cuenta de ETA–
Contra el relato ‘buenista’ basta poner la cronología lógica. ¿En base a qué, Otegi o Íñigo Iruín decidieron iniciar una estrategia en la que Batasuna se alejara de la violencia? Básicamente porque necesitaban VOLVER a la legalidad, porque, afortunadamente se les había echado de las instituciones con la Ley de Partidos aprobada por el Gobierno Aznar con el apoyo del PSOE de Zapatero en 2002.
Fue esa ley la que estableció algo tan elemental como que un partido no podía participar en las instituciones democráticas si no rechazaba la violencia. Y que la base a una serie de iniciativas legislativas y judiciales que dejaron fuera de juego todo el entramado político de los etarras: Batasuna y sus satélites (Jarrai-Segi, Gestoras Pro Amnistia, Orain…etc).–Herrera azota a los obispos cómplices con la ETA desde la COPE: «Algunas de sus frases parecen inspiradas por el maléfico Setién»–
La izquierda abertzale rabió contra aquella iniciativa. La trató de impugnar ante el Supremo, el Constitucional y Europa. Y sólo cuando hasta el Tribunal de Estrasburgo, pese a su fama de permisividad, entendió que era incompatible con la democracia que existiera un partido que apoyara la violencia, sólo cuando Estrasburgo anuló definitivamente a Batasuna, sólo entonces (revisen las fechas, autores del falso relato), Arnaldo Otegi, Iruín y demás, montaron sus Anoetas y empezaron a hablar de que había que cambiar de estrategia.–El aplastante mensaje de la Guardia Civil a los cobardes asesinos de ETA que no merecen su perdón–
Contra aquella Ley de Partidos -ejecutada poco después de que ETA matara a una niña en Santa Pola con una de sus bombas- clamaron en aquel 2002 todos los ‘buenistas’ de siempre.
Los mediáticos, los políticos (ahí estuvieron los representantes de Izquierda Unida y hasta los religiosos con los obispos vascos liderados por monseñor Uriarte al frente con un comunicado lamentando la ‘Ley de Partidos’, todo un alimón clamando contra el ‘error’ de ilegalizar Batasuna).
El mismo Iñaki Gabilondo -con una intachable trayectoria contra el terrorismo- venía decir que era una barbaridad ilegalizarles, porque dejaba a 8.000 vascos sin voz.
Durante la negociación de ETA con representantes del Gobierno Zapatero. Se puso sobre la mesa derogar la Ley de Partidos, pero nunca se hizo y al final tuvieron que ser los ‘batasunos’ los que se bajaran los pantalones y redactaran unos Estatutos para sus nuevas marcas (Amaiurs, Sortus, EH Bildus…etc) en las que los representantes de esos 8.000 vascos entendieran que debían rechazar la violencia, aunque al principio algunos lo hicieran de boquilla.
No es cuestión de pedir a los buenistas de 2002 que reconozcan su error. Pero al menos que los buenistas de 2018 tengan la franqueza de reconocer que si los batasunos rechazaron la violencia no se debió a un proceso de reflexión, sino a que la legalidad les obligó a ello, entre otras cosas, gracias a aquella Ley de Partidos que denostaron. Cuando lo único que había que denostar es que los demócratas esperaran hasta 2002 para ponerla en marcha.