Es una especie de Leire Pajín que puede llegar a lo más alto de la mano de Pedro Sánchez, que tanto ha apoyado y por quien tantas lágrimas ha derramado; las últimas y de emoción este viernes 1 de junio de 2018 cuando vio prosperar la moción de censura. (El currículum de Adriana Lastra, Nº 2 del PSOE, no está inflado, sino vacío).
Es Adriana Lastra, de 39 años, vicesecretaria general del PSOE y portavoz adjunta en el Congreso, la misma de quien muchos dicen que no tiene mano izquierda,-se confundió recientemente al comparar al líder de Ciudadanos con el fundador de la Falange-, y en cuya ficha personal en la web del Congreso de los Diputados, ni en su perfil en la página web del PSOE figura rastro alguno de que haya cursado estudio alguno, y menos que haya trabajado más allá de la política.
Con 18 años se afilió a las Juventudes Socialistas de Ribadesella y tres años más tarde ya estaba sentada en la Ejecutiva del PSOE de Asturias. En 2007, con 28 años se convirtió en diputada. Así que no sintió la necesidad de coger de nuevo los libros.Este domingo 3 de junio de 2018 la mentada, que comenzó en su día estudios de Antropología Social, pero los abandonó pronto, ha concedido una entrevista a los diarios del grupo Vocento en la que responde cuando le preguntan por su condición de ministrable, según se hace eco ‘EsDiario‘:
«Soy la vicesecretaria general del PSOE y portavoz adjunta en el Congreso. Le puedo decir que lo único que le he pedido a Pedro (Sánchez) en todo este tiempo fue que se presentase a las primarias. ¿Quién lo compondrá? Eso solo lo sabe Pedro Sánchez».
Ahora, podría convertirse en ministra después de una carrera meteórica que recuerda mucho a la de otra socialista: Leire Pajín.
Esta última también ocupaba un cargo muy importante en el partido: fue secretaria de Organización del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero hasta que, en octubre de 2010, el entonces presidente la hizo ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad. Tenía menos de 40 años, como ahora Lastra.
Ambas comparten otra característica: las dos hicieron de la política su profesión desde bien jóvenes, sin haber trabajado antes en nada.
