Pedro Sánchez vuelve a demostrar que tiene ‘mano’ a la hora de conformar no sólo la columna verterbral del Gobierno, sino también los órganos que forman parte de él.
Después del esperpéntico episodio de Màxim Huerta como ministro (breve) de Cultura tras conocerse sus problemas con Hacienda, ahora el problema le ha tocado con el departamento anexo, el de Educación y más en concreto a la directora de Comunicación de la ministra Isabel Celaá, quien también ejerce las veces de portavoz del Ejecutivo.
Resulta que la responsable de la relación con los medios de comunicación, Susana Pérez de Pablos, tal y como cuenta esdiario, llegó al departamento ministerial con unas ínfulas tremendas.
Así, sin cortarse un pelo, exigió dos despachos, una cafetera Nespresso con sus cápsulas reglamentarias, una nevera desayunos a la carta y servidos en su propio puesto de trabajo, así como un sillón ergonómico, una nevera y llenar la planta en la que desempeña sus funciones de una fila de televisiones.
La respuesta, evidentemente, ha sido un no rotundo por parte de la Oficialía Mayor.