Lo puso blanco sobre negro el 4 de septiembre de 2016, cuando decenas de inmigrantes subsaharianos saltaron con inusitada violencia la valla de Melilla, coincidiendo con el despliegue de una bandera en la fachada del Ayuntamiento de Madrid con el lema «Refugees welcome», señal de salida para la inmigración descontrolada que hoy se paga en Ceuta y otros lares. (El cabreo sin fronteras de la sufrida Policía y Guardia Civil contra Marlaska por el coladero de Ceuta y Melilla).
Para Manuela Carmena la acción de estas personas, a quienes calificó de «emprendedores sociales», mereció un aplauso sin reservas, algo que a día de hoy aún agradecen en las inmediaciones de las plazas españolas en el Norte de África 50.000 personas que esperan su oportunidad para dar el salto, tras abrirles la puerta Pedro Sánchez con su nefesta gestión del Aquarius. (El adolescente Sánchez paga su fiesta buenista del Aquarius con 20 guardias civiles heridos en Ceuta).
Así desembarca una patera llena inmigrantes en una playa nudista del sur de España
La alcaldesa no se cortaba un pelo, no así con las concertinas quienes nos ocupan: casi cuatro de cada diez inmigrantes que llegan a Europa lo hacen por España, ya transformada en la única frontera sur por el abrupto cierre de las suyas en Grecia y, sobre todo, Italia: (El cabreo sin fronteras de la sufrida Policía y Guardia Civil contra Marlaska por el coladero de Ceuta y Melilla).
«Esta mañana, cuando escuchaba la radio, he aplaudido internamente por los que han saltado la valla de Melilla porque son los mejores, los más valientes. Nosotros queremos que vengan con nosotros y lo queremos de verdad, queridos amigos, porque son los mejores, los más valientes, los que en un momento están dispuestos a hacer lo que hacéis vosotros, emprendimiento social».
Carmena se preguntaba, en el vídeo que abre estas líneas y que en sus diferentes versiones corre ahora como la pólvora por las redes sociales cabreando a muchos, cómo es posible que alguien desprecie «a los diferentes», ya que
«la historia de la Humanidad está llena de la gran riqueza que generaron las migraciones. La sociedad avanza gracias a los emprendedores sociales».
Quizá habría que preguntárselo a los guardias civiles que sufrieron la semana pasada el envite de las 602 personas que rompieron en Ceuta alambre de espino con una sierra radial, y se enfrentaron a ellos con todo tipo de armas y objetos, desde cal viva hasta ácido de baterías, pasando por palos y barras metálicas, lanzallamas rupestres y sacos de heces y ataviados con máquinas radiales.
Mientras tanto, multitud de sindicatos y asociaciones relacionadas con la Guardia Civil o de cualquier otro cuerpo de Seguridad del Estado se han solidarizado con los guardias civiles heridos en la intervención y algunos sindicatos, como Jupol (Justicia Salarial Policial) o la ASESGC, la Asociación de Escala de Suboficiales de Guardia Civil han remitido comunicados denunciando las condiciones en las que trabajan, «jugándose la vida» en ocasiones.
En un comunicado remitido por Jupol, denuncian
«la insostenible situación que están viviendo los policías destinados en los puestos fronterizos de Ceuta y Algeciras, entre otros, ante las últimas avalanchas de inmigrantes que están padeciendo y que cada día son más violentas y peligrosas, ya no solo por la agresividad de estos, sino por las diferentes enfermedades a las que los miembros de las FFCCSE están expuestos».
Habrá que esperar a que Pedro Sánchez vuelva de sus vacaciones para tener una respuesta. Quién sabe.
Los manteros subsaharianos corren a sillazos a la Policía
