A Ignacio Aguado, líder de Ciudadanos en Madrid, le han crecido los colmillos. El anodino candidato naranja, un socio del gobierno conflictivo del PP en Madrid, ha dejado los dientes de leche y ha repartido estopa a diestra y, sobre todo, a siniestra.
Aguado demostró haber sido el mejor preparado en un debate aburrido, por momentos soporífero, de guante blanco, que duró casi dos horas y en el que los candidatos hablaron más de politica que de propuestas y que no dejaron grandes titulares.
Isabel Díaz Ayuso (PP), Ángel Gabilondo (PSOE), Ignacio Aguado (Ciudadanos), Isabel Serra (Podemos) y Rocío Monasterio (Vox) protagonizaron un aburrido debate electora en Telemadrid de cara a las elecciones del 26 de mayo de 2019. El candidato de Más Madrid, Íñigo Errejón, ha sido el gran ausenta por la decisión de la Junta Electoral Central de no permitirle participar.
Los candidatos evitaron el cuerpo a cuerpo, con la excepción de Aguado. El candidato de C’s se lanzó desde el primer momento a por la yugular de Gabilondo.
«Escuchar al señor Gabilondo hablar de economía es como escuchar hablar de Herodes de natalidad. Usted estaba sentado en el Gobierno de Zapatero como ministro mientras arruinaban al país. ¿Nos oculta un sablazo fiscal como lo ha hecho el señor Sánchez? ¿Qué más nos tiene de sorpresa, Gabilondo? Agárranse la cartera si gobierna Gabilondo. Cada euro que suba el señor Sánchez yo lo bajaré en la Comunidad de Madrid. Bastante ya nos han subido los impuestos los del partido de Gabilondo y sus socios».
Aguado centró sus ataques en Gabilondo y evitó entrar al trapo a los del PP. Teatralizó el debate de la misma forma que lo hizo Albert Rivera en las generales.
También le recordó a Gabilondo que su posible socia de gobierno, Isabel Serra de Podemos, quiere acabar con la educación concertada y es la que apoyó los escraches a Begoña Villacís: «Siento si Villacís se sintió incómoda», dijo sin sonrojarse la ‘borroka’ Serra. Aguado le recordó cómo su ‘próxima consejera de Edcuación y Civismo’ utilizó los espacios públicos de Madrid para reunirse con los golpistas.
El golpe más letal para Gabilondo fue cuando Aguado le recordó que el PSOE tumbó en la Asamblea de Madrid una moción contra el indulto a los golpistas catalanes. Los diputados del PSOE lo han celebrado con entusiasmo. «Sólo les falta el lazo amarillo en la solapa», comentó el diputado naranja César Zafra.
‼️ Este es el @PSOE madrileño en pie celebrando que se pueda indultar a los golpistas catalanes.
¡Sólo les falta el lazo amarillo en la solapa! pic.twitter.com/xvFkMAtKy8
— César Zafra (@CsarZafra) 15 de noviembre de 2018
Gabilondo no respondió si iba a pactar a Podemos y Serra se reafirmó en los escraches diciendo que ella «estaba luchando contra la reforma laboral» cuando lo que sabemos es que la podemita jamás ha tenido un empleo que no sea en la política.
Díaz Ayuso ha sido una de las decepciones del debate. Nerviosa, fría, con la mirada clavada en los papeles desplegados en el atril, centró sus ataques en «la izquierda» sin entrar a matar en ningún momento. Podría haberlo hecho cuando Serra dibujaba una Madrid apocalíptica, caótica, hundida en la pobreza. Podría haberle respondido que esa imagen se ajustaba más a Caracas que a la capital del Reino de España. Solo tuvo pellizcos de monja para Podemos y Ciudadanos, y su tono jamás contagió optimismo ni esperanza en la victoria.
Un tono gris, atribulado, y similar al de Rocío Monasterio, que tampoco tuvo su mejor noche. Monasterio no es mitinera, la arenga y la demagogia no son los suyos. Era la cabeza mejor amueblada de los candidatos que estaban en ese plató Telemadrid pero no se notó. Solo dejó un titular cuando dijo que estaba en contra de que «la izquierda entre en los colegios para adoctrinar a nuestros hijos».
Ni Monasterio ni Ayuso recordaron cómo la izquierda les ha puesto alfombra roja a los okupas, los manteros y los batasunos de la PAH. Apenas un rápido recordatorio del pasado antisistema de la candidata de Podemos que destrozaba los cajeros automáticos junto a los ‘jóvenes sin futuro’, pero sin hacer sangre. Fue como si a ambas les preocupase más sobrevivir al debate que ganarlo.