Ha pisado moqueta, ha sentido el aroma que desprenden las maderas nobles de la mesa de su despacho y sobre todo el mullido sillón de cuero repujado al que ha llegado después de haber sentado un 15-M de 2011 sus posaderas sobre cartones y dormitado en una tienda Quechua al abrigo de la Puerta del Sol.
Cuando se han probado los placeres del poder, ya resulta muy complejo retornar a esos ‘sólidos’ principios. De criticar a la casta y sus privilegios, a disfrutar de ser ahora de la misma clase y poder tener todos esos privilegios. Y, claro está, ahora toca acallar a la propia masa crítica.
Pablo Iglesias Turrión, secretario general de Unidas Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno de Pedro Sánchez no está por la labor de echar a perder sus canonjías. Ni en Moncloa ni dentro del partido.
Para lo primero, evidentemente, esgrime su escuálido, pero necesario músculo obtenido en las urnas el 10 de noviembre de 2019 para que el presidente del Ejecutivo no tenga tentaciones de acumular todo el poder.
Para lo segundo, como secretario general de los morados, simplemente le basta con cambiar las reglas del juego a capricho y así fumigar todo lo posible las voces críticas en el partido.
Iglesias ha decidido que hay que meterle velocidad de crucero a la Tercera Asamblea Ciudadana Estatal de Unidas Podemos y desde el 15 de mayo de 2020 hasta el 21 de mayo de 2020 las bases pueden elegir entre el actual líder o la alternativa, el castellano manchego Fernando Barredo.
Sin embargo, el aspirante se encuentra ya con un muro infranqueable nada más empezar la carrera, la eliminación de los debates. Al del jarabe democrático ya no le gusta en el poder la confrontación dialéctica. Visto lo que le sucedió semanas atrás en la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense, cuando varios jóvenes le acusaron de haber traicionado sus principios, Iglesias ha optado por eliminar todo debate interno.
Barredo, según recoge este 17 de mayo de 2020 el diario ABC, denuncia que:
Reanudar las primarias en plena pandemia es una decisión arbitraria, interesada y antidemocrática. Propusimos desde Nuevo Impulso un debate a la lista oficialista de Iglesias, pero no hemos obtenido respuesta todavía. Aquí nadie contesta, te someten al desprecio del silencio.
El candidato y rival de Iglesias no está al mejillón. Sabe las artimañas que el actual líder de Unidas Podemos maneja y en marzo de 2020 solicitó en el juzgado de Toledo medidas cautelares urgentes para parar la Asamblea después de presentar una demanda interna ante el Comité de Garantías Democráticas contra Iglesias, Irene Montero, Noelia Vera e Ione Belarra por acumulación de cargos en contra de los estatutos actuales.
La estrategia de Iglesias para que se debata ahora el liderazgo de su candidatura es clara. Si se deja para después del verano lo más seguro es que le podría pasar factura la gestión de la pandemia por el coronavirus.
Ahora, con el viento a favor, después de sacar adelante lo de la Renta Mínima Vital, a la actual dirección de Podemos le resultará más sencillo colar lo de la supresión del límite salarial en los cargos públicos equivalente a tres Salarios Mínimos Interprofesionales, eliminar la limitación de mandatos para que duren más de doce años y crear la figura del militante que pague una cuota para participar en procesos internos. En definitiva, como la casta de toda la vida.