Ciudadanos es un partido en descomposición.
Y los cargos naranjas que aún ocupan escaños en sedes parlamentarias ya saben que seguir en la formación de Inés Arrimadas es decir adiós a sus puestos en cuanto vengan las elecciones.
Ya lo adelantó hace unas fechas, en el arranque de este octubre de 2021, el periodista Carlos Dávila:
Pocos de sus dirigentes -si es que todavía existe alguno vivo- creen que lo suyo tiene remedio, que la apuesta solitaria de Arrimadas posee otro futuro que no sea pagar las deudas y apagar la luz de la megalómana sede de la calle madrileña de Alcalá.
Cuando Casado ofreció a su interlocutora y en terreno propio lo que quisiera, la muchacha jerezana se resistió entonando las generales de la ley: «Somos muy distintos, vosotros conservadores y nosotros liberales, así que…». Uno de los asistentes no le dejó terminar: «Vamos a suponer que eso es verdad, pero más verdad es, querida Inés, que a vosotros ya no os vota nadie». No replicó, se quedó pegada al asiento. Ahora se resiste a morir políticamente, pero no se ha enterado de la triste realidad: ya está muerta.
Arrimadas está de nuevo en proceso de gestación y este podría ser su momento, si no acabará fotografiándose sepultando el muñeco de su partido en cualquier fosa común.
Pues bien, este 8 de octubre de 2021, el diario La Razón cuenta con todo lujo de detalles que diputados y senadores de Ciudadanos ya están dispuestos a pasarse al PP ante el presumible batacazo que se pegará la formación naranaj en las sucesivas convocatorias electorales.
Por lo pronto, Pablo Casado ya le ha levantado la merienda a Inés Arrimadas en el País Vasco con el fichaje del que fuera su líder naranja, Luis Gordillo.
De hecho, la presidenta de Ciudadanos ya sabe que sus ‘fieles’ no van a esperar sentados a que las urnas les dejan fuera de las instituciones.
La famosa operación de la doble moción de censura en Murcia provocó un tsunami en la fuerza naranja de tales dimensiones que forzó la marcha de dos diputados en el Congreso, tres senadores y siete parlamentarios autonómicos.
De hecho, en la Cámara Alta, Ciudadanos se quedó sin grupo propio al contar con menos de seis representantes.
Por esa razón, y viendo que en el plazo de dos años se avecinan elecciones municipales, autonómicas y generales, los políticos naranjas con responsabilidades institucionales quieren conservar intactas sus opciones de seguir ocupando las mismas y saben que permanecer en Ciudadanos, a fecha de hoy, es un suicidio.