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Decía el insigne José María García que el rumor es la antesala de la noticia.
Y Pedro Sánchez, según le están aconsejando sus asesores, maneja la posibilidad nada desdeñable de adelantar las elecciones generales.
La cita para renovar el cargo en La Moncloa está prevista para noviembre-diciembre de 2023, pero al mandatario socialcomunista le empieza a preocupar la deriva del PSOE en las encuestas y ya se atisba esa opción de alterar el calendario.
Pero no sería ese superdomingo electoral en el que se celebrasen autonómicas, locales y generales ese 28 de mayo de 2023.
No, el jefe del Ejecutivo pretende celebrar las presidenciales un mes antes, justo como sucedió en 2019 cuando tuvo que disolver las Cortes al no tener el plácet de los separatistas para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado.
Hay tres razones por las que Sánchez y sus augures demoscópicos están sopesando ese adelanto.
Aparte de la caída de los socialistas en la intención de voto, Sánchez olfatea una doble ventana de oportunidad.
Por un lado, aprovechar las guerras intestinas en el seno de Unidas Podemos, especialmente la crisis abierta con la intención de Yolanda Díaz de presentarse con su plataforma a las urnas.
Y por la otra vertiente, garantizarse la obediencia ovejuna de sus barones territoriales.
Acallar las críticas a sus dádivas a los golpistas catalanes
Guillermo Fernández Vara (Extremadura) y Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) no están de acuerdo con los guiños y las dádivas del sanchismo a los golpistas catalanes.
Sánchez sabe que esos dos líderes autonómicos pueden tener la tentación de actuar como versos libres de cara a sus propias elecciones y dejar en evidencia los acuerdos del ocupante de La Moncloa con quienes pretenden dinamitar la unidad de España.
Por tanto, al presidente y candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno le interesa tener en un puño a esos dirigentes del PSOE para que no se le desmanden y contribuyan a hacer campaña en favor de Falconetti.
Con ese escenario, que aún es hipotético, a los mandatarios extremeño y castellano-manchego solo les quedaría liarse la manta a la cabeza y hacer campaña en favor de Sánchez.
De hecho, cuando se celebrasen las elecciones regionales, no habría hueco alguno a desmarcarse de Sánchez sin que los vídeos de la campaña de semanas atrás a favor del líder del PSOE les sopapease en todo el morro.
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