La historia es todo lo truculenta que se pueda imaginar y con un diputado nacional del PSOE metido en el ajo.
Año 2020, 23 de julio para más señas.
España acaba de salir de la primera ola del coronavirus, pero aún se está lejos de controlar la pandemia.
A pesar del miedo instalado en la sociedad de cualquier acción que requiriese el más mínimo contacto físico, un depredador sexual, que trabaja como celador temporal en el Hospital Universitario de Guadalajara, ataca a una paciente de 18 años de la que abusa sexualmente con penetración oral.
El testimonio de la chica no deja lugar a la duda:
Me tocaba la espalda y las nalgas, pero en un principio consideré que se trataba de algo circunstancial y ligado al trabajo, por lo que prefirí por no darle mayor importancia. Sin embargo, un mes después, el celador me pidió que le hiciera una felación hasta eyacular sobre su boca. «Me la vas a chupar y me voy a correr en tu boca».
Sin embargo, lejos de que se actuara de manera contundente, la historia empezó a ser un calvario para esta joven.
Y es que, salvo miembros del área de Enfermería de ese centro sanitario que sí animaron a la chica a que presentase la oportuna denuncia contra el trabajador, el resto del personal optó por hacer oídos sordos.
A lo más que se llegó fue a cambiar de unidad a ese celador, pero no fue razón óbice para que víctima y agresor sexual se cruzaran alguna que otra vez en el ascensor.
Por aquel entonces quien ejercía la gerencia del Hospital Universitario de Guadalajara era Aurelio Zapata, un pata negra del socialismo alcarreño y hombre fuerte de Emiliano García-Page, a quien últimamente le están saliendo escándalos como setas.
Desde su puesto debería de haber tenido una postura firme y depurar responsabilidades, poniendo a ese celador no solo fuera del centro, sino en manos de la Justicia.
Pero no, decidió que era mejor echar tierra encima y que el tiempo se encargara de que se produjera una desmemoria colectiva.
Y es que son varias las cuestiones que aún planean en el aire como no elevarse el caso para que los servicios jurídicos del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha se personara en este caso.
Después, por qué no fue el propio gerente quien denunciase a ese celador, quien además no era fijo, sino que estaba como refuerzo por mor del COVID que obligó a reforzar las plantillas en los hospitales.
Pero es que, para rematar la cadena de despropósitos, la propia familia de la joven agredida reclamó a la gerencia del centro hospitalario las imágenes de la planta en la que se produjo la violación y la respuesta fue alucinante, que la cámara no grababa.
Al no estar personado el Hospital en esta causa, no se pudo pedir por parte de la defensa al juez que autorizase el visionado de la cámara.
Y como premio, ascendido a diputado nacional
Cualquier responsable vinculado a un partido político que, bien por acción o bien por omisión, hubiese colaborado a dejar impune un hecho tan grave como el de un abuso sexual, a buen seguro ya no tendría carrera en el sector público y muy difícilmente en el privado.
Sin embargo, el PSOE decidió darle un nuevo cometido a Aurelio Zapata, quien además es un experto en vivir a la sombra del partido con obtención de importantes cargos públicos.
Al dejar su escaño en el Congreso de los Diputados Magdalena Valerio, parlamentaria por Guadalajara, la lista corrió al número dos, justo el puesto en el que se había quedado Zapata.
