Empieza en Navarra.
El PSOE ha iniciado la construcción del nuevo Gobierno Frankenstein que incluye a comunistas, independentistas, proetarras y ahora suma a golpistas, como es el caso de Carles Puigdemont.
Cimentando los pactos para poder formar Gobierno, Pedro Sánchez, que bloqueó un acuerdo amplio con el PP en Ceuta para apostar por la ingobernabilidad, ha dado el visto bueno a un gobierno mixto con el PNV, que disfraza su marca con la coalición Geroa Bai, que conforman junto a Geroa Socialverdes, Atarrabia Taldea y la asociación Zabaltzen. En el Ejecutivo navarro también entra Contigo-Zurekin, la marca de Sumar en la región.
De esta forma, la socialista María Chivite seguirá como presidenta de Navarra tras ceder a la demandas del PNV que pedía cuatro consejerías para Geroa Bai.
Sin embargo, Chivite -al igual que Sánchez- dependerá de EH Bildu, porque pese a lograr el acuerdo para formar un Gobierno a 3, el PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin solamente suman 21 de los 50 escaños del Parlamento de Navarra, menos de la mayoría.
Es por esto que todos dependen de, si no el apoyo, al menos la abstención del partido de Arnaldo Otegi. Y este apoyo, como ya se apreció en la pasada Legislatura de Pedro Sánchez, no saldrá gratis. Menos aún con el objetivo que tiene de incorporar a Navarra en el País Vasco, así que seguramente habrán concesiones en esta dirección.
El proceso de negociación no ha sido fácil, pasando dos meses en los que no se vislumbraba un acuerdo para conformar las Cortes de Navarra. Todavía más, por las elecciones generales del pasado 23 de julio que hace más complicado separar los frentes.
