La política española no se aburre. Y menos con los socialistas en el poder.
Si algo define la actualidad es la facilidad con que los escándalos saltan de los papeles a las conversaciones cotidianas. El último en sumarse a esta lista es José Luis Ábalos, exministro de Transportes y figura clave del PSOE en los últimos años. Según una reciente investigación de The Objective (por las periodistas Ketty Garat y Teresa Gómez), en mayo de 2021 el entonces ministro protagonizó una noche digna de guion de serie negra en el Parador de Sigüenza (Guadalajara), dejando tras de sí destrozos, mobiliario hecho trizas y, lo más comprometedor, «restos de cocaína». Ah, esperen, que los demás estábamos encerrados en nuestras casas en pleno estado de alarma por la pandemia.
El nivel de sinvergonzonería es difícil de superar.
El suceso ha sido confirmado por múltiples empleados del establecimiento, quienes recuerdan perfectamente la estancia del ministro junto a su séquito: una joven con Ábalos, el asesor ahora encausado, Koldo García Izaguirre, tres escoltas y otras dos mujeres. La escena, que parece sacada más de un “thriller” político que del diario oficial, tuvo lugar mientras España estaba bajo severas restricciones sanitarias y con la movilidad limitada entre territorios. Pero Ábalos, como autoridad delegada durante el estado de alarma, gozaba del privilegio de moverse sin cortapisas.
La suite 210: copas rotas y teléfonos arrancados
No fue necesario recurrir a ningún detective privado para reconstruir lo sucedido aquella noche. Los propios trabajadores del Parador —dos responsables de limpieza y mantenimiento— narran con todo detalle cómo encontraron la suite 210: copa rota, mando a distancia hecho añicos, teléfono arrancado de cuajo, mesita tumbada y botellas vacías dispersas como si se hubiera celebrado un campeonato nacional de lanzamiento. Todo ello aderezado con los mencionados restos sospechosos sobre las superficies del mobiliario.
En un audio recogido por el medio que destapó el caso, uno de los trabajadores rememora cómo acudió junto a su compañera a inspeccionar los daños: “En la 210, que subí yo contigo a arreglar lo del vaso que estaba por ahí roto, el mando de la tele… ¿Te acuerdas?” La respuesta no deja lugar a dudas: “Sí…” El episodio está grabado a fuego en la memoria colectiva del personal.
Un patrón que se repite: fiestas y destrozos en Paradores
El caso del Parador de Sigüenza no es un hecho aislado en el historial reciente del exministro socialista. Apenas unos meses antes, en septiembre de 2020, otro episodio similar se produjo en el Parador Nacional de Teruel. En esa ocasión, según testimonios recogidos por empleados y recogidos por varios medios digitales solventes, Ábalos llegó acompañado por Koldo García —su hombre fuerte— y el hermano de este último. La comitiva se desplazó hasta allí para una supuesta visita oficial relacionada con obras ferroviarias… que acabó derivando en una fiesta con «señoritas» y daños considerables en la suite principal.
La versión oficial hablaba de una inspección técnica; la realidad fue bien distinta: empleados describen habitaciones devastadas tras celebraciones nocturnas y aseguran que las acompañantes viajaban en furgoneta junto al ministro. El informe patrimonial sobre Koldo García confirma hospedajes conjuntos y gastos elevados durante esas jornadas. Incluso se ha señalado que la agenda personal del asesor incluía múltiples contactos vinculados al mundo de la prostitución.
