El post de Jesús Palomar, que impacta contra el muro de lo políticamente correcto, abre en canal el debate sobre los atentados islamistas de Cataluña y está reventando Whatsapp y Twitter
Lo correcto, lo que se estila, lo que se repite porque es el mensaje que te permite deambular por tertulias columnas y parlamentos sin mojarte ni la punta del pie, es que el Islam no tiene nada que ver con los atentados (Arturo Pérez-Reverte: «Es la guerra santa, idiotas»).
Que la carniceria es otra de unos ‘desviados‘, ajenos por completo a la fe de Mahoma y que el conjunto de los musulmanes rechazan esa barbarie y son las principales víctimas (El imán asesino que daba clases a los niños).
Nuestros políticos, comenzando por el presidente del Gobierno, ni siquiera utilizan la palabra ‘islámico‘, por temor a pillarse los dedos y las cadenas de televisión, en collera, pasan una y otra vez la enternecedora imágen del iman de Rubi, abrazándose al padre de un niño asesinado en La Rambla (Le cae la del pulpo a Paula Vázquez ‘Botox’ por culparnos de los atentados yihadistas).
Nadie se pregunta, porque es terreno pantanoso, cómo es posible que 12 sujetos, durante más de medio año y diario se reunieran a conspiran en torno al iman de Ripoll, sin que ninguno de sus parientes, amigos o vecinos notara nada.
Nadie inquiere cómo es posible que sus familias les vieran comprar docenas y docenas de gas, sin preguntar para que lo hacían o mosquearse un poco. Que ningún miembro de la comunidad se extrañara de que se fueran de vez en cuando, en viajes relámpago, a Marruecos, París o Suiza.
Nadie se atreve a recordar que desde hace dos décadas, con sangrienta reiteración, los desalmados perpetran masacres por el mundo y que siempre lo hacen al grito de ‘Alá es grande’, ansioso de irse al Paraíso de Mahoma, tras ‘radicalizarse‘ en una mezquita y por la gloria mahometana (Alfonso Rojo: «Un policía con un par y buena puntería al que estaremos eternamente agradecidos»).
Harto de todos esto y contracorriente, convencido de quepara resolver un problema por lo menos hay que identidicarlo o determinar sus causas, Jesús Palomar, licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense y profesor en un Instituto de Secundaria, subió este 24 de agosto de 2017 un mensaje a Twitter que ha puesto patas arriba las redes sociales:
Sócrates dijo: prefiero estar de acuerdo conmigo mismo y que todo estén en mi contra, a que todos estén de acuerdo conmigo y yo en mi contra pic.twitter.com/fsM4zqdiDp
— Jesús Palomar (@Hasclepio) 23 de agosto de 2017
Si la sarcástica columna de Alfonso Ussía en ‘La Razón’ –La del pulpo a los musulmanes en España y a los progres que los comprenden– incendió las redes sociales, porque pone a la sociedad española bienpensante ante el espejo de su estupidez, el tuit del profesor Palomar ha sido la marimorena.
Antes lo había subido a Facebook, pero tras quedar bloqueado, optó Palomar por la red del pajarito y los efectos son brutales. El texto lo dice todo:
«Si eres agnóstico y tolerante con el Islam pero ateo y combativo con el cristianismo. Si cuando hay un atentado realizado por musulmanes y en nombre del Islam exclamas que las religiones, en abstracto, son malas pero cuando algún cura católico dice algún improperio no dudas en exclamar que la religión católica es malísima. Si consideras inadmisible afirmar que todos los musulmanes son terroristas pero acostumbras a decir que todos los curas son pederastas. Si consideras que una pintada en una mezquita exigiendo su desaparición es fomentar el odio pero que una mujer entre en una Iglesia con el pecho descubierto y gritando arderéis como en el 36 es libertad de expresión. Si consideras una provocación innecesaria afirmar que el Islam es machista y homófobo pero no dudas un momento en afirmar que el catolicismo odia a los homosexuales y a las mujeres. Si te parece correcto publicar la foto de un niño muerto en la playa porque crea conciencia pero a la vez te resulta inadmisible que se publique la foto de una niña asesinada por un terrorista musulmán en una acera de Barcelona por respeto a ella y a su familia. No lo dudes: eres parte del problema».