EN EL GARAJE

La terrible sospecha de la UCO sobre las intenciones de Ana Julia con el cadáver de Gabriel

¿Quería descuartizar el cuerpo del niño o descomponerlo con algunas sustancias corrosivas para ir deshaciéndose poco a poco del cadáver?

La terrible sospecha de la UCO sobre las intenciones de Ana Julia con el cadáver de Gabriel
Angel Cruz, el padre del pequeño Gabriel, con Ana Julia, su asesina. EP

Los agentes de la UCO han arrancado, a medias, una confesión de Ana Julia Quezada. La asesina de Gabriel Cruz que sí ha reconocido los hechos pero ha dejado varias incógnitas todavía por resolver.

Este miércoles, 14 de marzo de 2018, se sienta por primera vez delante del juez para prestar declaración aunque, según ha podido saber Periodista Digital, los investigadores de la Guardia Civil no tienen muchas esperanzas en que Ana Julia cuente más de lo que ha dicho hasta ahora: que golpeó al niño con un hacha y que después se asustó y le asfixió con sus manos.

No hay móvil reconocido. No hay mayores detalles sobre qué llevó a la pareja del padre, Ángel Cruz, a asesinar al niño con el que convivía desde hacía un par de años (Ana Julia confiesa que golpeó con la parte roma de un hacha a Gabriel y lo estranguló).

Una de las grandes incógnitas por resolver es saber qué pretendía hacer con el cadáver del niño.

Quezada fue interceptada por los agentes cuando se disponía a entrar en el domicilio de la pareja en la localidad de Vícar, a unos 64 kilómetros de las Hortichuelas, el sitio donde desapareció Gabriel.

Ella no ha aportado dato alguno sobre qué pretendía hacer con el cuerpo del niño y por qué lo iba a introducir en el garaje de la vivienda que comparte con Ángel pero los agentes de la UCO tienen una terrible sospechosa, atendiendo a hechos tan contundentes como que la asesina se desprendiera de toda la ropa de Gabriel Cruz en un contenedor de Retamar.

Un comportamiento que lleva a una terrible conclusión a la Guardia Civil: Ana Julia Quezada quería descuartizar el cuerpo del niño o descomponerlo con algunas sustancias corrosivas para ir deshaciéndose poco a poco del cadáver de Gabriel con la intención de que el caso quedase sin resolver.

Para ello, la asesina confesa quería aprovechar la casi total intimidad de esa zona de trasteros, aprovechando que el garaje es una zona muy poco transitada y además se encuentra parte semiabandonado, en mal estado y que los vecinos evitan por riesgo de desprendimientos.

Los agentes quieren atar todos los cabos y es la confesión que ahora tratarán de arrancar a la asesina delante del juez.

Hasta ahora, según fuentes de la investigación, solo ha realizado «confesiones a medias para evitar la prisión permanente revisable», tal vez respondiendo al asesoramiento de su defensa letrada ( Ana Julia: de un ‘puticlub’ en Burgos al ‘sueño español’ en Almería).

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