Otra entrega de ‘Producciones La Moncloa’. Y con retraso, porque el chalado lleva casi un mes detenido y lo han sacado a pasear ccon la esperanza de que el personal imagine que nos la estamos jugando con una versión hispana del mítico ‘Chacal’, cuando en realidad y a teneor de lo que cuenta del club de tiro donde supuestamente se entrenaba, es un patazas, con escasa destreza y aún menos puntería.
De hacer caso al equipo publicitario de Pedro Sánchez y sus amigos periodistas, Manuel Morillo Sánchez, el vigilante de seguridad que presuntamente planeaba matar al presidente del Gobierno es un experto tirador con licencia de armas y un fanático seguidor de Franco (‘Público Today’ utiliza al chalado que quiso matar a Sánchez para alertar sobre franquistas frustrados con sed de venganza ).
«Estoy dispuesto a sacrificarme por España», clamaba en ese chat de whatsapp, por el que fue detenido hace casi un mes por los Mossos d’Esquadra.
El ‘francotirador’, de 63 años y vecino de Terrassa (Barcelona), fue arrestado hace tres semanas y tras pasar a disposición del Juzgado de Instrucción 3 de esa localidad ingresó en prisión preventiva (El chalado que dijo en un chat que quería matar a Sánchez lleva un mes detenido).
De acuerdo con la información del muy oficial ‘Publico.es’, Murillo planeaba atentar contra el presidente como venganza por la orden de exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos, y en su domicilio poseía un arsenal de 16 armas de fuego, con rifles de precisión y un subfusil de asalto.
Pero tras el impacto inicial de la noticia, comienzan a aparecer otros testimonios que rebajarían mucho la gravedad esta amenaza. Como el de Manuel Moreno, presidente del club de tiro del Vallés donde practica el detenido.
Según ha declarado Moreno en un programa matinal de TV3, el frustrado magnicida es, literalmente, «un mediocre tirador que se entrenaba en la modalidad de aire compromiso; es imposible que sea un francotirador».
Pero la tesis del francotirador ultra y letal se sigue manteniendo. Según reconocen hasta LaSexta, RTVE y todos los medios en la nómina oficial, el detenido no tenía antecedentes penales.
Se le relaciona, eso si, con ambientes ultraderechistas.
Según ‘Publico.es’, la voz de alarma vino de una usuaria de un grupo de whatsapp cerrado en el que participaba Murillo. De acuerdo con el testimonio de la denunciante, el detenido pasó de lanzar continuas invectivas y amenazas contra el líder del PSOE, a pedir apoyo logístico para asesinarle en un atentado, aprovechando su supuesta pericia como francotirador y su armamento.
Que le capturaran no le importaba. «Estoy dispuesto a sacrificarme por España», escribió en el chat.
Fue entonces cuando los Mossos recibieron el aviso y empezaron a seguirle los pasos.
Su vida cotidiana no levantó sospechas, pero saltaron las alertas al descubrir que practicaba tiro.
Se solicitó entonces orden de entrada, registro y detención del sujeto. Y no se esperaban lo que hallaron en su domicilio el pasado 19 de septiembre de 2018: 16 armas de fuego cortas y largas, incluido un fusil de asalto militar Cetme, un subfusil ametrallador checoslovaco Skorpion vz. 61, y cuatro rifles de altísima precisión, capaces de acertar un blanco a 1.000 o hasta 1.500 metros de distancia.
Y en su coche transportaba dos pistolas, una de ellas modificada e ilegal. Otra cosa es que supiera usar todas esas armas, pues según el club de tiro, apenas sabe tirar con escopetas de balines. Y sin demasiada puntería.
Sea como fuere, tras el arresto se informó de inmediato a Seguridad de La Moncloa, pero el Gobierno decidió que lo mejor era la discreción, así que no se comunicó el incidente.
No obstante, en la investigación del caso participaron también el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, que siempre interviene en los casos donde hay armas de fuego.
En cuanto a las diligencias judiciales, pasaron del Juzgado de Guardia -el 2 de Terrassa, ese día- al de Instrucción Nº3 porque la Audiencia Nacional rechazó el caso, considerando que no se trataba de una amenaza terrorista, sino meramente una «proposición de homicidio de autoridad», con «tenencia ilícita» de un «depósito de armas».
Murillo está actualmente en prisión incondicional en el Centro Penitenciario Brians-2, en Sant Esteve Sesrovires, cerca de Martorell, donde confesó nada más ingresar sus intenciones de atentar contra Pedro Sánchez.