Ana Iríbar: 'Quieren que olvidemos'

La pregunta a bocajarro de la viuda de Gregorio Ordóñez que deja herido de muerte a Pedro Sánchez

"La serpiente ha mudado de piel. Enfundaron sus pistolas para convertirse en la segunda fuerza política de Euskadi"

La pregunta a bocajarro de la viuda de Gregorio Ordóñez que deja herido de muerte a Pedro Sánchez
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Su columna de opinión en el ‘Diario Vasco’ de este miércoles 23 de enero de 2019 no deja títere con cabeza, y coincide con la puesta en libertad del exjefe de ETA, Mikel Antza, y con un nuevo aniversario del asesinato del exconcejal guipuzcuano Gregorio Ordóñez, asesinado vilmente por la banda terrorista ese mismo día del año 1995. (La hostia de Consuelo Ordóñez a Arnaldo Otegi por dárselas de santurrón y comulgar con ETA).

La viuda de este último, Ana Iríbar, se pregunta ¿qué vendrá después?, tras conocer que el etarra de marras regresará libre a su San Sebastián natal, tras haber cumplido su pena en Francia y no recaer sobre él petición alguna en España.

Gregorio OrdoñezSu misiva, que hunde Sánchez y a Mendía, no tiene desperdicio:

«Esta es la crónica breve de un día triste. De nuevo en el cementerio de Polloe de San Sebastián, en el día más importante para todos los donostiarras, el 19 de enero, víspera de su patrón. Suenan los tambores de sociedades y escuelas que ensayan desde hace ya semanas la tamborrada. Emociona escuchar un año más el himno de Sarriegui.

Son las 12.00 y la tradicional sirena a la hora del Ángelus rompe el silencio del cementerio. A sus puertas, Consuelo, la hermana de Gregorio Ordóñez, y yo misma, esperamos la llegada de los invitados en el 24º aniversario de su asesinato.

Poco a poco se acercan a saludarnos ciudadanos ejemplares como Fernando Savater, amigos de la familia como Pedro y Magdalena. Otras víctimas como Rubén Múgica. Compañeros de Goyo ya alejados de su propio partido, hombres y mujeres excepcionales, como María San Gil y Javier Urbistondo.

Llegan representantes oficiales de distintos partidos. Del Ayuntamiento de San Sebastián acuden, además de Miren Albistur y Ernesto Gasco, el propio alcalde, Eneko Goia, que desde que lo es muestra su respeto al ciudadano Gregorio. Al candidato que tras ser asesinado, consiguió la lista más votada para su partido en esta ciudad. Pienso en todas las familias españolas que tienen que pasar cada año, pero en soledad, por un aniversario así.

Nos agrupamos todos frente a Consuelo y el padre Larrinaga que bendice y oficia el responso. Entonamos un padrenuestro. Pronostican lluvia las agencias, pero no cae una sola gota. Consuelo entonces toma la palabra con la misma valentía que lo hiciera su hermano. Le cuenta cómo es pasearse por San Sebastián después de la reciente disolución de ETA.

Pienso mientras la escucho que San Sebastián es una ciudad bien diferente de la que vio Gregorio por última vez un 23 de enero, cuando un pistolero de ETA disparó contra su nuca. Es un reguero incesante de turistas. En sus calles, entre comercios y museos -más activos que nunca-, se han abierto nuevos hoteles, más bares y restaurantes, ¡si cabe!

Me llama la atención que la nueva peluquería de mi barrio sea de un árabe, que la droguería lo sea de un chino; cruzarme en mi portal con asiáticos y ver a mujeres de origen latino acompañar en su paseo a la gente mayor. El técnico que repara la lavadora de mi casa es un rumano simpatiquísimo que me saluda con un efusivo ‘Egun on!’. Si Gregorio se asomase hoy al Ayuntamiento, su mirada sería de preocupación y probablemente, de tristeza.

El PP mantiene tres de los cinco concejales que tanto esfuerzo y sacrificio le costara a Gregorio conseguir. Y sí, el alcalde de su ciudad vuelve a ser nacionalista, como lo fuera Ramón Labayen, con quien Gregorio se estrenó como concejal. Le habrán contado que ETA ya se ha disuelto, pero contemplaría atónito que son seis los concejales de EH Bildu los que ocupan sus escaños.

La serpiente ha mudado de piel. Enfundaron sus pistolas para convertirse en la segunda fuerza política de Euskadi, en sus ayuntamientos y en el Parlamento, donde pacta con el nacionalismo gobernante.

El nacionalismo sigue empeñado en controlar hasta lo incontrolable. La propia Historia. Maestro donde los haya en manipular relatos, hoy Gregorio descubriría que el nacionalismo se ha convertido en editor de costosos ‘best sellers’.

Lleva años construyendo el relato de la historia más reciente de Euskadi o cómo la sociedad vasca escurre el bulto una vez más, primero con, después, sin ETA, siguiendo el ejemplo de las instituciones vascas; y se quedaría realmente pasmado al conocer que quien hoy preside la comisión de Derechos Humanos, convivencia y cooperación es el mismísimo Jonan Fernández.

Gregorio descubriría que el antiguo concejal de HB es el responsable de un plan de paz y normalización; quizás a Gregorio le sonaría rara tan sofisticada terminología en manos de este responsable institucional. Supongo que no le sorprendería cruzarse por la calle con un tal Valentín Lasarte. Gregorio le conocía.

Nos habrá servido más de un zurito en su bar. Pero sin duda se quedaría de piedra al saber que es uno de los terroristas que participaría en su asesinato y que ya vuela libre como un pájaro.

Pero Gregorio no ha visto cómo ETA asesinaba a sus compañeros de partido y del PSE. No ha visto el secuestro de Ortega Lara. Tampoco cómo miles de ciudadanos, no nacionalistas, entre otros su hermana, han tenido que vivir con escolta, amenazados por ETA. Ni a tantas familias abandonar San Sebastián, como hizo la suya propia.

No ha visto cómo las víctimas de ETA han pasado de ser una masa ignorada -había quien se negaba a oficiar sus funerales porque eran de fuera-, a ser protagonistas de los discursos y actos de memoria oficiales de los políticos -algunos con la participación de EH Bildu; toda una lista de 856 ciudadanos inocentes asesinados por ETA que va y viene de comisión en comisión, con monumentos y fechas oficiales conmemorativas-. Así lo exige la Ley.

Aunque también nuestro Estado de Derecho implica Justicia y quedan más de 300 casos sin resolver.

Yo me pregunto, ¿qué planes tiene nuestra clase política, nuestro gobierno, para resolver todas las cuestiones relacionadas con la Justicia y los crímenes cometidos por ETA?

¿Les inquieta que se mantenga activo el proyecto político de ETA? Le pregunto aquí, especialmente al nacionalismo gobernante, ¿qué espacio tiene preparado en sus lamentables libros de historia para la memoria de las víctimas de ETA?

Acaba de decir Consuelo en su discurso que hay más víctimas de terrorismo que presos en las cárceles. ¿Qué vendrá después? Somos testigos de cómo la culpa última y responsabilidad primera, la de los asesinos, se disipa entre acercamientos, homenajes, su vuelta a casa entre vítores.

La de sus cómplices, entre políticas de conciliación. En pasillos y órganos de gobierno, donde sus representantes políticos mandan. Pero quieren más. Quieren que los familiares de las víctimas perdonemos. Quieren que olvidemos. Quieren además que callemos. Quieren incluso que nos ‘conciliemos’ con individuos con historial criminal como Otegi.

Todos abandonamos el cementerio. Queda de nuevo en soledad y silencio la tumba de Gregorio Ordóñez, bajo ramos de rosas blancas envueltos en papel de celofán. Nos vamos tristes, seguros de que regresaremos el año que viene. Cruzamos la verja pensando ya en la cena de esa noche, la víspera de San Sebastián.

Entonces me viene a la cabeza el verso del poeta, solo, en el parque me han dejado, olvidado… y han cerrado».

Memorable zasca de una joven de NNGG a los tibios del PP vasco a cuenta de Gregorio Ordóñez

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