Habiéndose convertido en el adalid de la autenticidad de la cocina mexicana más genuina y tradicional, Iztac, en cada renovación de su carta – que realiza cada 6 meses desde que abriera sus puertas hace ya cuatro años -, se mantiene fiel a su filosofía de continuar explorando las diferentes zonas geográficas de su país azteca – 32 estados – , seleccionando esas recetas que son expresión viva de la rica cultura gastronómica mexicana, que llevó a su cocina a ser la primera en ser declarada por la Unesco Patrimonio Invaluable de la Humanidad, y sigue siendo una gran desconocida para el público, víctima de prejuicios y estereotipos infundados.
Recomendado este año por la prestigiosa Guía Michelín, el equipo de cocina de Iztac, dirigido por el chef mexicano Juan Matías, propone en esta ocasión un abanico de recetas que representan a las diferentes zonas gastronómicas del país y que son fiel reflejo de esos platillos que tradicionalmente se consumen en México, que se caracterizan por la variedad de ingredientes que esta rica cocina ofrece y que hacen de cada bocado algo sorprendente.
En la nueva carta propuestas como el refrescante “Vuelve a la Vida” de mariscos
El huarache de lengua de ternera, el pulpo rasurado, los tacos de rib-eye o las tostadas de manitas de cerdo en escabeche, conviven con las recetas imprescindibles de Iztac que se han convertido en básicos e indispensables
Como el aguachile de camarones con recado negro, el mochomo, que ahora regresa acompañado de una salsa de mezcal y chiles y los icónicos tacos árabes.
A los platos principales como los camarones y chopitos petroleros (flambeados con tequila) o el moné de lubina
Se suman opciones cárnicas como el imponente Tomahawk con ensalada de nopales, las enchiladas divorciadas o el almendrado huasteco con magret de pato.
En el capítulo dulce, gestionado por la pastry Sohaly Ventura, postres como la tartaleta de cajeta, el pie de lima o el denominado “pastel imposible” ponen el perfecto colofón a la parte salada del menú.
Capítulo fundamental en Iztac lo constituye su carta de bebidas. A sus obligatorias margaritas (para muchos, las mejores de Madrid), cervezas, micheladas, tequilas y mezcales, vinos mexicanos… van de la mano con una amplia oferta de cócteles, a cargo de Earvin González, ideales tanto para comer o cenar como para el afterwork, tanto en su barra como en su acogedora terraza.
Al frente de la sala, su maître Javier Torres, dirige un equipo mexicano prácticamente en su totalidad, y se encarga de que vivas una «experiencia Iztac» única y enriquecedora.
Y es que, como dice Jorge Vázquez, “nadie mejor que un mexicano puede explicar al comensal qué es y qué significa cada plato”.
Ubicado en el mismo local que ocupara desde 1959 el restaurante “México Lindo”, primer restaurante mexicano de Madrid, en Iztac no hay nada qué no tenga un sentido y que convierta cada visita al restaurante en una experiencia completa. Desde el nombre, derivado de la romántica historia de amor entre Iztaccíhuatl y Popocatépetl y que se representa en los espectaculares grabados de Gabriel Moreno que presiden la sala, hasta la decoración de su salón y terraza, de la que es autor el estudio de interiorismo Free Hand de la arquitecta mexicana Lourdes Treviño o cada detalle que ornamenta el restaurante y que son piezas minuciosamente seleccionados por Vázquez en sus visitas a México.
«Iztac es el restaurante al que me gustaría ir en México DF cuando visito mi país de origen», dice Jorge Vázquez, su carismático propietario.
Sobre Iztac
El espacio recibe su nombre de la leyenda de los amantes Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Una historia de amor ambientada en el esplendor del Imperio Azteca que relata la tragedia de estos dos enamorados. Dominado el valle de México por los aztecas, numerosos pueblos vecinos, cansados de pagar el tributo obligatorio, deciden luchar por la libertad del pueblo. Uno de ellos, el cacique de los tlaxcaltecas, padre de la joven y bella protagonista, Iztaccíhuatl, depositó su confianza en el joven guerrero prometido de su hija, Popocatépetl, para liderar su pueblo.
Popocatépetl parte a la batalla con la promesa de tomar la mano de Iztaccíhuatl si regresaba victorioso de la batalla. Al poco tiempo, un rival del joven, celoso del amor que ambos se profesan, confiesa a Iztaccíhuatl que su amado había muerto durante el combate. Abatida por la tristeza y sin saber que era mentira, Iztaccíhuatl muere. Un hecho que Popocatépetl desconoce hasta su regreso. Entristecido por la noticia, decide honrar su amor y manda construir una gran tumba ante el sol amontonando diez cerros formando una montaña. En brazos carga el cuerpo de su enamorada hasta la cima. Una vez allí, el joven lo recostó sobre el suelo y le dio un beso póstumo. Con una antorcha en la mano se arrodilla juntLa nueva carta de Iztac profundiza aún más en la gastronomía mexicana más auténticao a su amada para velar por su sueño eterno. Desde entonces permanecen juntos uno frente al otro.
Con el paso del tiempo y con la nieve cubriendo sus cuerpos, los jóvenes se convierten en dos grandes volcanes que seguirán así eternamente. La leyenda añade que cada vez que Popocatépetl se acuerda de Iztaccíhuatl el volcán arroja cenizas en un símil a la pasión eterna de su antorcha echando humo.
Iztac
Plaza de la República del Ecuador, 4. 28016 Madrid
Teléf.: 910.090.235
Horario: todos los días desde 13,30 h. a 0.00h., salvo domingos de 13,30 a 17,00 h.
Precio medio: 45-50 €