Consecuencias del terremoto

Las grandes catástrofes suelen cebarse en los más desprotegidos, que vienen a ser los más humildes. Esto es sabido y ya se cuenta con que corren ese riesgo y otros similares, como que están más expuestos a todo tipo de enfermedades y pandemias. Pero aparte de eso, sirven para poner de manifiesto una y otra vez el lado malo de la estirpe humana. Cada vez que surge una situación extrema, aparecen los instintos homicidas, la rapiña y el saqueo. Se habla del Holocausto y de los nazis, como si fueran cosas pasadas. La realidad nos viene a demostrar que las características que dieron lugar a esas atrocidades están latentes en buena parte de la humanidad. Y en los individuos en los que no ocurre así es porque ellos se han esforzado para arrancarlas de sí. El odio, el menosprecio por el prójimo, la codicia, el deseo de venganza, inficionan los corazones de muchas personas. Ahora, en el lugar de la catástrofe se suceden los actos de rapiña, como indefectiblemente viene ocurriendo en todo aquél lugar en el que la naturaleza ha hecho de las suyas. Eso tiene como consecuencia que los gobiernos de los lugares afectados no pueden dedicar todos sus esfuerzos a socorrer a quienes precisan de ayuda, sino que han de dedicar gran parte de la atención a evitar el vandalismo. Tampoco sería de extrañar, puesto que ha ocurrido en otros lugares del mundo entero, que algunos de los administradores gubernamentales, encargados de recibir y distribuir la ayuda internacional, hagan negocios particulares con ella, o se la queden para sí directamente. También puede ocurrir algunos funcionarios de los países de los que sale la ayuda, se queden con parte de ella y esto tampoco sería nuevo. En este estado de cosas, no parece descabellado pedir que la ONU tenga preparada permanentemente ayuda militar para acudir en ayuda de los países que sufran estas desgracias. También se deberían establecer canales absolutamente seguros y vigilados, para repartir las ayudas.

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Vicente Torres

Vicente Torres es Coautor de '1978. El año en que España cambió de piel' y autor de 'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades' y 'Yo estoy loco', 'Diario de un escritor naíf', 'El Parotet y otros asuntos' y '2016. Año bisiesto'. He participado en los libros 'Tus colores son los míos', 'Enrique Senís-Oliver' y 'Palabras para Ashraf'.

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