Vuelve al que ocupaba anteriormente. Cada una de las mudanzas cuesta un dineral al contribuyente. Dicen que la de ahora viene a salir por un millón de euros. Este importe cuando no se paga del propio bolsillo no duele. Ni siquiera en periodo de crisis, cuando tantos millones de personas viven angustiadas.
Cierta persona me dijo una vez que por su posición social debía pertenecer a un partido de derechas y sin embargo se había afiliado a Comisiones Obreras. Eso ya le bastaba para considerarse superior moralmente. A pesar del mezquino egoísmo que mostraba en cada uno de sus actos. Es el mismo caso de quien va a misa de ocho, o de la hora que sea, y luego maltrata a la criada.
Si se pudiera medir el altruismo de la gente, sería curioso comparar el de los militantes de los partido de izquierdas y los de derechas. Supongo yo que si se tomara un suficientemente grande de personas para la muestra irían a la par ambos grupos. Ser de un partido o de otro no es más que una declaración de intenciones. La importancia está en los hechos, y los de nuestros políticos se resumen en el derroche generalizado.
A Pere Navarro, probablemente, le queda muy poco tiempo en el cargo. Tal y como andan las encuestas, lo previsible es que el PSOE pierda las elecciones y, por tanto, que no repita. En estas condiciones lo adecuado sería continuar en el mismo despacho, ya que no merece la pena hacer el traslado para estar tan poco tiempo en el nuevo sitio. Incluso, aunque tuviera la intuición de que el PSOE iba a ganar en las próximas elecciones, debería esperar a que el triunfo se produjera. Incluso aunque se hubiera producido ya el triunfo, debería evitar el gasto a los ciudadanos.
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