Joan Tardá se inmiscuye

Una de las características de los españoles que no cambia es la que refiere a su carácter dictatorial. Y no cambiará mientras no tengamos democracia.
Raro es el español que no disfruta imponiendo normas a quienes puede. Cosa que también le obliga a pasar por el aro y obedecer las que ponen otros. Y todas estas cosas se hacen de modo natural, sin comprender que constituyen faltas de respeto a los demás.
Incluso entre los profesores universitarios, que deberían ser modelos de democracia, se da esta tendencia. Hacen sus estudios, llegan a una conclusión que quizá les conviene, y emiten un dictamen o norma con la pretensión de que todo el mundo lo acate.
Hay países, democráticos, que no tienen lengua oficial. ¿Por qué la tenían que tener? Las lenguas sirven para la comunicación y cada cual se comunica como sabe y puede. Resulta fácil convenir en que la lengua que se hable debe de hablarse bien y que el bilingüismo o trilingüismo son aconsejables. Pero lo de especificar cuáles han de ser las lenguas que se hablen invade la intimidad personal.
Claro que en España hay lenguas oficiales. ¿Cómo dejar pasar una oportunidad de imponer algo a los demás? En la Comunidad Valenciana, sin ir más lejos, se obliga a los alumnos a estudiar catalán. La mayor parte de ellos olvidarán lo estudiado inmediato y tirarán a la basura los libros en catalán que se han visto obligados a comprar. Nadie pedirá perdón por haber derrochado tanto dinero y tanto esfuerzo. Podrían obligar a estudiar dos o tres idiomas, dando premios a quienes elijan este o aquel, y dejar que cada alumno, o sus padres, decidan cuales son los que más les convienen. Pero eso sería un alarde democrático, en el que no están dispuestos a caer.
Que yo sepa, Joan Tardá tiene su radio de acción en otra Comunidad Autónoma. Pero tuvo que meterse con un guardia civil que presta sus servicios en la Comunidad Valenciana y que desconoce una de las dos lenguas oficiales de esta Autonomía. Ya no basta con ser buen guardia civil, buen cirujano, buen arquitecto. Hay que estudiar además la lengua que han decidido dos o tres que se estudie. Son ganas de complicar la vida al personal.
‘Gloria mía’
‘Televisores cuadrados, ideas redondas’
‘Me salvo una lágrima’
‘Con la cal en los dedos’
‘El Camino y otros pasos’
‘Los penúltimos días’
‘Pícaros, ninfas y rufianes’
‘Los desorientados’

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Vicente Torres

Vicente Torres es Coautor de '1978. El año en que España cambió de piel' y autor de 'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades' y 'Yo estoy loco', 'Diario de un escritor naíf', 'El Parotet y otros asuntos' y '2016. Año bisiesto'. He participado en los libros 'Tus colores son los míos', 'Enrique Senís-Oliver' y 'Palabras para Ashraf'.

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