Esta señora, que dicen que un día llamó «Armani Otegui» al maldito etarra , -que recibió trato de favor de Rosa María Mateo, que lo es puesto que Javier Rupérez ha pedido varias veces, en vano, ser tratado igual-, es autora del siguiente tuit:
https://twitter.com/MistralS/status/1194936057797730305
Tengo escrito que a las personas mediocres se las reconoce por su capacidad para albergar odio. Me refiero a la mediocridad como persona. Hay quien, en alguna faceta de su vida, ha recibido algún premio, o tiene algún éxito, pero no por ello deja de ser mezquina y miserable.
Ese tuit revela odio, claro, y deseo de ofender. Pero es que, además, el hecho de poner de manifiesto que le molestan la bandera de España y la cruz revela mucha torpeza.
La bandera de España nos representa a todos los españoles y estamos en nuestro país. Solo a unas minorías perversas puede parecerles bien. Que esas minorías hayan crecido considerablemente en los últimos tiempos solo puede deberse al constante lavado de cerebro y a la publicidad engañosa. Sería muy mala señal que ese estado de cosas no se pudiera revertir en un plazo razonable de tiempo.
Si el odio de por sí ya es nefasto, cuando tiene por objeto a la cruz es prueba clara de maldad. La cruz es el símbolo más bello que puede tener la humanidad. Una cosa es matar, que es lo que les gusta a los etarras, y otra, que tiene mucho más mérito, morir en la cruz por la humanidad.
A nadie le debería molestar que alguien hiciera el sacrificio de morir en la cruz. Abundan las personas a las que les gustan ‘las causas justas’ y no hay, ni puede haber, ninguna más justa que esta.
Ahora bien, todos aquellos que no es que no sean capaces de hacer algo igual, sino que tampoco pueden aceptar que haya quien lo ha hecho, no pueden evitar que crezca el odio en su interior. Que te aproveche, Maruja.
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