Ancio, Bancio, Cancio, Dancio, Ercio y Furcio, los hijos de la condesa Soez son personajes de ficción a los que la genial Ana María Matute dio vida, y que tienen reflejo en la vida real.
Actualmente, han sido capaces de llegar hasta el gobierno y sus aledaños. Como se puede imaginar, tienen el estómago de estraza, o acaso de papel de lija, y están negados para captar la elegancia de S.M. el Rey. Lo suyo es el improperio, la brutalidad, la banalidad.
Carecen del sentido de la medida y odian a la justicia. Si se hiciera un estudio de la situación financiera de todos los políticos españoles de la democracia, antes de acceder a la política y en la actualidad, caerían muchos mitos. Pero a estos sinvergüenzas me refiero a los hijos de la condesa Soez, no les importa la justicia, sino que desean acabar con la democracia.
Uno de los allegados a los infames ha dicho: El Rey de la derecha. Los imbéciles están para eso, para demostrar que lo son. Sin la gente abnegada, laboriosa, sacrificada la humanidad no podría seguir adelante. En cambio, esos imbéciles frenan el progreso, por su culpa la erradicación de la pobreza resulta más lenta, pero ahí están, hemos de vivir con ellos. S.M. el Rey también lo es de esos y procura su bienestar, como el de todos.
Uno de esos émulos de los hijos de la condesa Soez, que tiene un cargo importante debido a su maldad, hace lo posible por conservarlo, mostrándose cada vez más malvado. El problema es que sus mensajes además, demuestran torpeza. Siempre. Y se hace un lío con los números romanos. Cuesta entender que sepa manejar el cochecito en el que se desplaza.
Los españoles tenemos mucha suerte con Felipe VI, porque gracias a él todavía existe España, y está demostrando ser un hueso duro de roer para los cursis y necios totalitarios.
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