Son dos pájaros de cuenta, catalanistas infames, que cometen sus fechorías al alimón, llevan al desastre a los valencianos y culpan a Ayuso de los males que nos acarrea su incompetencia.
El hecho de que la Generalidad se personara en el caso IVAM prueba su mala fe y dándose esta circunstancia no son dignos, no deben formar parte del gobierno valenciano. Ni la justicia es independiente, ni la prensa es libre, y dadas ambas circunstancias personarse en el caso era redundante, era hacer ver que se deseaba la condena, no que triunfara la justicia. A pesar de todo lo que se dijo en el juicio, la fiscal no modificó su petición.
El caso se ha ido demorando y al final han sido seis años los que ha durado, durante los cuales han ido muriendo los testigos de la defensa y la prensa subvencionada y desvergonzada ha ido difundiendo infundios que podrían haber provocado depresiones graves o infartos mortales.
En el juicio, la fiscal, las acusaciones y los testigos de la acusación hicieron el ridículo y esta vez puede decirse que la sala estuvo a la altura y los acusados pueden respirar. Esperemos que la presión que han soportado durante seis años no les pase factura, aunque esto no parece que les preocupe mucho a Oltra y a Puig.
Ellos son así. Rita Barberá fue otra de sus víctimas. En democracia es preciso que haya oposición, pero lo que sufrió la alcaldesa que más ha amado a Valencia de toda su historia fue una cacería terrorífica. Tampoco da la impresión de que se arrepientan de lo que hicieron. Otro indicio de bellaquería.
Su actitud, la de ambos, en lo de las menores tuteladas indigna y da risa al mismo tiempo. Son dos entes ridículos, nefastos, grotescos. Pero Puig, si pudiera, se desprendería de Oltra, pero la tiene atada al cuello, como una losa.
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