Siempre se ha dicho de la Reina Sofía que es una profesional. Pues lo mismo Felipe VI. Sabe estar y cumplir exactamente con lo que tiene que hacer en cada ocasión, respetando escrupulosamente el protocolo, demostrando una exquisita elegancia y su compromiso con el cumplimiento de la ley. Es lo mejor que tenemos en España y la garantía de que los malvados no se saldrán con la suya.
Ellos lo saben y tratan de derribar este baluarte que es el obstáculo más grande para cumplir sus aviesas intenciones.
El Rey, con su buen hacer, consigue que sus enemigos muestren su tosquedad. Hay ministros y ministras impertinentes e ignorantes.
El numerito que ha montado Petro con la espada ha dejado claro que Colombia va directa a la ruina. No se puede ser más zafio. Pero su grosería ha dado pie a que la gente se entere de quién fue Bolívar. Y también de lo que pensaba Marx de él: un general cobarde y autoritario.
Petro es marxista, igual que los podemitas. De modo que la espada ha de volverse contra él. Antes o después, los colombianos se han de dar cuenta de que es un bluf. Si tuviera un mínimo de inteligencia no se habría comportado así. Y no sólo eso, sino que se desprendería de quienes le aplauden y apoyan, porque son quienes le empujarán hacia el fracaso.
Con el Rey viajó a Colombia un ministro insignificante, alguien sin categoría ni prestancia.
Felipe VI sale airoso de todas las trampas que le preparan los felones y de los agravios a que le someten personajetes ajenos a la moral y la educación. Así, por ejemplo, uno acudió a la recepción oficial vestido de cualquier manera, para luego ir a una fiesta vestido de gala. Hay otro del nordeste de España, que tiene complejo de bajito y se sube a un taburete, procurando que no se vea, que le hace desplantes y le salen gratis.
Hay una cantidad de gente en la política española cuyo comportamiento es propio de gentuza, mientras que el del Rey es impecable. ¡Viva el Rey!
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