Hace tiempo que la vieja guardia del PSOE quiere removerlo, pero este partido fue diseñado por Felipe González como una maquinaria dispuesta para conseguir el poder y aprovecharlo y ahora la llave la tiene Sánchez, que ha perfeccionado esa maquinaria en beneficio propio y dispone de un arma de persuasión infalible, puesto que es el dueño de las nóminas.
El señorito malcriado Sánchez pensaba que siendo el presidente del gobierno podría hacer lo que le diera la gana. Habiendo conseguido el control absoluto del PSOE, pensaba que podría hacer lo mismo con el Estado, pero aquí se ha tropezado con algunos diques, como lo es el Rey, en comparación con el cuál siempre queda en ridículo, y eso no lo lleva bien. Pero es que Felipe VI es un señor y él es un patán.
Tampoco lleva bien que todo el mundo, excepto unos pocos degenerados, aplauda a Ayuso y se quiera fotografiar con ella, mientras que a él le regalan tomates, lechugas y huevos.
El caso es que confiando en que al final conseguiría sus propósitos, ya que está empleando con este fin toda la maquinaria del Estado sobre la que tiene dominio, ha ido haciendo camino. Y mientras tanto ha venido insultando, agraviando, pisoteando, menospreciando…, a todos los que no le bailan el agua. Y ha llegado el momento en que las fechorías que han ido cometiendo él y los suyos, van acabando, una tras otra, en manos de los jueces. Y es cuando, dando muestras una vez más de ignorancia supina, ha hablado de cacería judicial, cuando los jueces no hacen más que ver los asuntos que les llegan y dictar sentencia.
Hay otro detalle que, dada su cortedad, se le ha escapado y es que el 10 de enero Edmundo González Urrutia irá a Caracas a tomar posesión del cargo que ganó en las urnas. Puede haber sangre, pero difícilmente resistirá el embate la dictadura de Maduro. La caída de éste será también la de Sánchez.