Su padre: "Estoy seguro de que la mataron. Se cayó por el balcón cuando escapaba"
El único rastro que dejó Martina Rossi, la italiana de 20 años que murió a las 7 de la mañana del 3 de agosto de 2011, fueron unos pantalones y unas zapatillas.
Aparecieron en la terraza de su habitación del Hotel Santa Ana de la localidad mallorquina de Cala Mayor, donde se alojaba tras haber llegado de vacaciones desde la ciudad italiana de Génova, donde residía con sus padres, y desde donde cayó al vacío falleciendo en el acto por una fractura craneal.
DE DISCOTECAS
Se supo entonces que esa madrugada había estado con cuatro compatriotas en una discoteca, aunque la autopsia determinó que ni había bebido ni tomó drogas. Todos los jóvenes que la acompañaron esa noche dijeron no saber nada y que la habían dejado sola en su habitación.
SUICIDIO Y ARCHIVO
Según da cuenta ‘Expreso Latino‘, la Policía Nacional no vio nada raro y el juzgado número 11 de Palma acabó por archivar a causa, tras determinarse que la chica
«se había caído de forma accidental, o se había tirado voluntariamente».
De lo que se olvidaron, o no supieron ver, es lo que ahora ha puesto sobre la mesa la fiscalía de Génova: que fue un homicidio en toda regla, ya que estaba huyendo de una violación.
Y es que tras años de lucha Bruno Rossi, ha conseguido que la Procura della Reppublica haya tomado cartas en el asunto, y haya imputado al cuarteto de jóvenes que estuvieron con ella esa fatídica noche.
A dos de ellos, Alessandro A., de 22 años, y a Lucas V., de 23, se les acusa de sendos delitos de homicidio, intento de agresión sexual y omisión del deber de socorro. A los otros de haber mentido en sus declaraciones ante el fiscal, intentando darles una falsa coartada.
EN LA TELEVISIÓN
Según da cuenta ‘sanremonews.it‘, haciéndose eco ‘Diario de Mallorca‘, Bruno Rossi acaba de aparecer en el programa italiano ‘Chi l´ha visto?‘, y lo tiene muy claro:
«Estoy seguro de que a Martina la mataron. Se cayó por el balcón cuando escapaba de un intento de violación. Era la primera vez que Martina estaba de vacaciones sola. Había estado todo el año estudiando mucho y llevaba meses preparando su viaje a Mallorca con mucha ilusión. Estaba alegre y feliz. No tenía ningún motivo para suicidarse».