Todo un sainete al viejo estilo, donde los obligados actores deambulan confusos entre nobles bambalinas y ajenas vergüenzas.
Es un escándalo con tintes de venganza y notas burlescas, con detectives de por medio y denuncias a granel.
El protagonista no es otro más que el obispo de Mallorca, Javier Salinas, a quien un marido despechado, ahora ‘ex’, ha denunciado ante la Nunciatura de la Santa Sede por «relación impropia» tras haber causado supuestamente la ruptura de su santo matrimonio, con tres hijos de por medio. La hija de la condesa sevillana de Albercón, -su esposa ‘saliente’- es la ‘invitada especial’.
Sonia Valenzuela, en el centro de la imagen, con cargos del PP
La mentada, Sonia Valenzuela van Moock-Chaves, hasta hace poco secretaria particular adjunta para asuntos institucionales del religioso, y profesora asociada del departamento de Economía Aplicada de la UIB para más señas, lo niega todo, lo mismo que el obispo. (Javier Salinas niega haber tenido una «relación inapropiada» con su exsecretaria).
Matiza el citado que las
«interpretaciones que se han hecho no se corresponden a la realidad, no hubo adulterio»
en referencia a las fotos que les han sacado juntos a ‘horas intempestivas’ y a las largas charlas telefónicas que han quedado registradas.
Con todo, Mariano de España, el ex esposo que se siente ofendido y que es inspector de la comisión del Patrimonio Histórico Artistico del Consell de Mallorca -y que pertenece a la familia de los condes de España-, cuñado para más inri de la expresidenta de la citada institución mallorquina, María Salom, va a por todas.
El Vaticano investiga de momento el rocambolesco caso, que le puede costar el puesto y la sotana a Salinas, quien dice estar «en shock».
¿Se habrá quitado ya la alianza que llevaba puesta con el nombre de una mujer?
