Científicos, políticos, economistas, líderes sociales, presidentes de países centrales y periféricos han expresado con claridad: hace rato que no veíamos un liderazgo ético y moral global como el de Francisco
El presidente argentino, Mauricio Macri, definió al Papa Francisco como «un líder moral inmensamente querido» y destacó «el legado que está dejando a toda la Humanidad«. En una carta enviada a la Santa Sede, Macri le hace llegar «mis sinceras felicitaciones» por el quinto aniversario de su elección papal.
«A lo largo de estos años, se ha convertido indudablemente en un protagonista de nuestro tiempo, líder moral y espiritual inmensamente querido y admirado por millones de personas», sostuvo Macri en la misiva dada a conocer por la agencia Telám.
«Quiero expresarle mi reconocimiento por la tarea que está llevando adelante y agradecerle por el legado que está dejando a toda la humanidad», se despidió el Presidente, antes de saludar «con afecto» al Obispo de Roma.
La expresidenta argentina Cristina Fernández (2007-2015) consideró hoy que su compatriota Francisco ha construido «el único liderazgo universal» que alza su voz «contra el neoliberalismo», un sistema que aseguró «destruye vidas y descarta personas».
«A cinco años de su pontificado, Jorge Bergoglio -que ahora es Francisco y sonríe- ha construido, en un mundo monocorde, el único liderazgo universal que alza su voz contra el neoliberalismo, un sistema que destruye vidas y descarta personas. No es poca cosa», señaló en su Twitter.
A cinco años de su pontificado, Jorge Bergoglio -que ahora es Francisco y sonríe- ha construido, en un mundo monocorde, el único liderazgo universal que alza su voz contra el neoliberalismo, un sistema que destruye vidas y descarta personas. No es poca cosa. pic.twitter.com/J1WiN89nTp
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) 13 de marzo de 2018
Por su parte, el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, se reunió el 12 de marzo de forma privada con el papa Francisco. El encuentro fue en las vísperas de su quinto aniversario como Santo Padre, y el prelado lo describió como «un momento muy gozoso».
«Pude saludarlo, manifestarle que rezamos desde nuestra diócesis, que la gente lo siente cerca. Fue un momento muy lindo y muy gozoso realmente. Además lo vi muy bien a él, muy contento, animado», expresó monseñor Martínez, y destacó las palabras de Francisco en esta fecha especial: «A veces las cosas parecen difíciles, pero nunca perdí la paz, creo que Él me sostiene«.
Al ser consultado sobre cómo se sintió en esta reunión, monseñor Martínez reconoció que le «encantó» la experiencia del Papa de sentirse con paz en una tarea tan difícil como la de asumir el papel de sucesor de Pedro. «Además es él quien tiene que impulsar la evangelización de toda la Iglesia«, señaló.
«Hablamos también de la pastoral de nuestra diócesis. Le comenté de nuestro seminario diocesano y también de un trabajo de diálogo que estamos teniendo los obispos de la región del nordeste, destacando el trabajo de acompañamiento a la piedad popular, un tema que a él le preocupa y le interesa mucho. Sobre esto conversamos de manera especial y de cómo es una de las claves el estar cerca de la gente, de la religiosidad de nuestro pueblo», relató el obispo de Posadas.
Para finalizar, comentó que también se trataron «varios temas que hacen a nuestra pastoral cotidiana». Francisco le comentó además que próximamente saldrá una nueva encíclica que trata sobre la santidad y advirtió que «muchas veces todo lo percibimos desde un análisis político o en un análisis ideológico y es allí donde perdemos la gracia».
«Con la encíclica sobre la santidad, yo creo que nos va a hacer mucho bien a todos», consideró el prelado, y concluyó asegurando que «tenemos Papa para mucho tiempo».
Mensaje de monseñor Óscar Ojea para el quinto aniversario de la elección del Papa Francisco
Queridos amigos, celebramos cinco años de la elección del Papa Francisco.
Recuerdo ese día como si fuera hoy; yo ni pensaba que podía estar entre los candidatos, nuestro Cardenal Bergoglio; fue una sorpresa impresionante cuando lo vi salir al balcón. Recuerdo como repicaban las campanas de la Catedral ese día, la alegría en nuestra Diócesis, y en todas las Diócesis del país.
Esa noche era tanta mi alegría, que yo soñé que no era verdad, y un cardenal, en el sueño, me decía firmemente que no. Cuando me desperté estaba feliz de que el sueño no era la realidad y que teníamos un nuevo Papa.
Compartí la alegría con muchísimos de mis amigos en las comunidades, y le escribí al Papa Francisco, contándole el sueño, y el Papa me contestó: «¿Vos sabés que a mí también me pareció, como en tu sueño, que era imposible?. Cuando los votos iban subiendo, sin embargo, experimenté una paz que de movida me di cuenta que no era propia, sino que venía de otro lado; gracias a esa paz sobrevivo, me siento blindado por esa paz», ese es nuestro Papa.
Ese Papa lleno de Dios, lleno de espíritu que hace cinco años que está gobernando a la Iglesia, y que está tratando de realizar la reforma de la Iglesia, a través del discernimiento, de la purificación, para que la Iglesia sea más simple y el Evangelio sea más accesible a todos los hermanos, esto está planteado magníficamente bien en la Alegría del Evangelio.
El Papa también se ha planteado la reforma de la Curia romana; la reforma de la economía de la Santa Sede, la tolerancia cero para los abusos, tantos frentes abiertos y profundizados por el Papa Francisco.
En cada una de sus mañanas, la profundidad de la homilía diaria, que no ha dejado, de un modo cercano, de estar presente en el corazón de los fieles.
Y después sus Cartas; la Alegría del Evangelio, como dije, es una carta programática, en la cual él propone para toda la Iglesia, una renovada actitud misionera; Laudato ‘Si, El cuidado de la casa común, una invitación a una reflexión a mediano plazo sobre lo que estamos haciendo con el planeta, para encarar con responsabilidad nuestro sentido de la humanidad; y la Alegría del Amor, donde, recomiendo siempre el Capítulo IV, en donde el Papa, a través de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios, en el Capítulo XIII, nos ilumina sobre la belleza del amor humano.
Demos gracias a Dios por este Papa, leamos su Magisterio, acerquémonos a su palabra que es maravillosa e ilumina la vida de todas nuestras comunidades.
Que Dios lo bendiga al Santo Padre y lo conserve muchos años entre nosotros.
Bendiciones.
Lozano: «Hace rato que no veíamos un liderazgo ético y moral global como el de Francisco»
Por su parte, el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, hizo un balance del pontificado de Francisco y aseguró que en estos cinco años el papa «es reconocido como un líder espiritual por referentes de otras confesiones religiosas y es muy valorado y escuchado en otros ambientes».
«Científicos, políticos, economistas, líderes sociales, presidentes de países centrales y periféricos han expresado con claridad: hace rato que no veíamos un liderazgo ético y moral global como el de Francisco», destacó.
«En sus 5 años de papado, en muchas ocasiones me he referido a las características de ese liderazgo, aspectos que nos ayudan a rezar, pensar, actuar. Nos señala nuevas avenidas por las cuales andar nuestra fe, actualiza permanentemente el mensaje de Jesús distinguiendo a los marginados y olvidados de nuestro tiempo en las esquinas secundarias de la vida», recordó.
En su columna semanal, el prelado propuso repasar juntos esas características del pontificado de Francisco:
Coherencia. Solemos expresar que «del dicho al hecho hay un largo trecho». En Francisco no. Dice lo que piensa, hace lo que dice. Él va primero. Vive austeramente, recibe a los pobres, privilegia a los enfermos.
Lenguaje claro. Sabe lo que quiere y lo expresa sin ambigüedades. Los lemas o frases cortas que utiliza son contundentes: Iglesia en salida, pobre y para los pobres. Pastores con olor a oveja, no con espíritu de príncipes.
Empatía. Se pone en el lugar del otro y «lo registra». Es capaz de identificar a una persona en medio de una multitud, parar el «papa móvil», bajarse, lograr cercanía, unos pocos segundos de diálogo y bendición. Y en ese gesto es capaz de lograr que muchos se sientan abrazados y tratados con ternura. Mira desde las periferias para incluir y abrazar a todos. La multitud no es masa anónima, sino pueblo, comunidad. Varios han señalado que siendo arzobispo de Buenos Aires miraba al centro de la ciudad desde las villas.
Comunica con gestos. Solemos decir que «un gesto vale más que mil palabras». Así lo percibimos en su agenda cuando sale de visita pastoral: Unidad penal, centro de rehabilitación de adictos, barrios, pobres, indígenas, trabajadores… Me hace acordar a una enseñanza de San Francisco de Asís a sus frailes: «Predica el Evangelio en todo momento, y si es necesario, usa palabras». Cada Jueves Santo cuando se inclina en el lavatorio de los pies ante los pobres, junto con el agua derrama ternura y compasión.
Asume riesgos. No habla de fútbol con el diario del lunes. Se juega por lo que entiende que es bueno, no espera a tener todo seguro. Su horizonte no es el éxito fácil o rápido. Ha asumido riesgos importantes buscando diálogo entre Palestina e Israel, Cuba y Estados Unidos, impulsando los acuerdos entre las FARC y Colombia, visitando a Egipto aunque no faltaron quienes le aconsejaron que no fuera por cuestiones de seguridad. Tiene audacia apostólica.
Monseñor Lozano aseguró que «podría intentar resumir su enseñanza en pocos renglones, pero tomo una dupla que suele ser el poderoso motor invisible de los grandes cambios y avances superadores entre las personas, las comunidades, las sociedades: el perdón y la misericordia» y citó dos frases del pontífice:
«Jamás renunciemos a ser signos humildes de perdón e instrumentos de misericordia» (Francisco, Asís, agosto 2016).
«Él nunca se cansa de perdonar; somos nosotros los que, a veces, nos cansamos de pedir perdón. Y no tenemos que cansarnos nunca, nunca. Él es el Padre amoroso que perdona siempre y cuyo corazón está lleno de misericordia para todos nosotros. Tenemos que aprender a ser más misericordiosos con todos» (primer Ángelus de Francisco, 17 de marzo de 2013).
Para leer el texto completo de la reflexión de monseñor Lozano, pincha aquí:
Vecinos del barrio de Bergoglio: «Se sentía cómodo aquí… Es muy querido»
Flores lo recuerda así: un niño correteando por las calles, un joven madurando su vocación, un sacerdote cercano a la gente del barrio: su barrio, el que lo vio nacer y que a cinco años de su elección como Papa no pierde la esperanza de que el padre Jorge regrese al terruño.
Ubicado hacia el oeste de la capital argentina, Flores, un barrio de clase media trabajadora, forjado por inmigrantes y sin atractivos turísticos a la vista, vio alterado su ritmo apacible cuando aquel 13 de marzo de 2013 resonó por todo el orbe el «habemus papam».
«La gente entraba a la iglesia corriendo desde la calle. Empezaron a sonar las campanas. Una señora me abraza y me dice: ‘¡Bergoglio es el Papa!’«, recuerda Luis Avellaneda, secretario de la Basílica San José de Flores, la iglesia que el sumo pontífice frecuentó hasta abrazar la vida religiosa.
Fue allí mismo, en un confesionario a pasos de la puerta, donde Jorge Mario Bergoglio sintió que Dios lo llamaba, un punto hasta el que desde hace cinco años peregrinan turistas y feligreses para intentar comprender -a fuerza de esos «pequeños detalles», como los llama Avellaneda-, cómo un hombre cualquiera llega un día a ocupar la Cátedra de Pedro.
Avellaneda cuenta a Efe que, tras unos «meses agitados de visitas masivas» al templo, ahora todo está más calmado, aunque hay gente que sigue viniendo a conocer «los detalles de esta historia» y un sitio que es «un hito» para la vida personal y sacerdotal de Bergoglio.
La basílica, de reciente restauración, es parada obligada del «tour papal» que organiza el Gobierno capitalino para los turistas, quienes, como recuerdo, se llevan estampas, pegatinas y libros de Francisco de una tienda contigua.
A poca distancia de allí, el gallego Ramón Casabella sale sonriente a abrir la puerta tras escuchar el timbrazo cotidiano de los curiosos que se detienen en la casa que vio nacer al Papa.
Casabella cuenta a Efe que, a través de un amigo en común, llegó a conocer a Bergoglio, a quien define como «una persona más», con quien «se puede hablar de cualquier tema» y con un «carácter espectacular».
«Muchas veces nos encontrábamos e íbamos a tomar un café al Tortoni», recuerda este inmigrante, quien admite que le da «un poco de pena» que Francisco no visite Argentina, pero que no pierde la fe y se ilusiona con que un día sea el propio Bergoglio el que le toque el timbre.
Adentrándose en el Flores de las casas bajas se llega a la vivienda que la familia Bergoglio ocupó durante la niñez y la adolescencia de Jorge.
«Él, de chico, jugaba a la pelota en la placita de la esquina», narra a Efe Marta Sagasta, de la parroquia Santa Francisca Javier Cabrini, a la vuelta de la antigua casa de los Bergoglio.
Ya casi no quedan vecinos de cuando Jorge jugaba por esas veredas, que conservan la tranquilidad de antaño, pero sí muchos que lo recuerdan como sacerdote, visitando el barrio, adonde siempre llegaba en metro o en ómnibus.
«Él venía mucho a nuestra parroquia, jugaba con todos los chicos, se sentía cómodo… Es muy querido«, afirma Carmen Magdalena García, vecina de Flores.
En esta iglesia bien de barrio, donde casi todos se conocen y se respira un aire familiar, sienten «orgullo» de tener a alguien tan cercano como sumo pontífice de la Iglesia y no salen aún de su asombro cuando extranjeros siguen llegando de visita en busca de las «huellas espirituales» de Francisco.
No se olvidan de rezar por él, especialmente cuando emprende viajes apostólicos, y comprenden, asegura Marta, que de momento el destino no sea Argentina porque «no somos egoístas y está ocupado con los problemas del mundo».
«¡Pero yo quiero con locura que venga!», interviene Carmen, desde el corazón del barrio del Papa.
(RD/Agencias)