La dinámica perversa de la corrupción y la incapacidad para gobernar van empobreciendo nuestra población hasta niveles horrendamente inhumanos
(Diócesis de Jutiapa, Guatemala).- La Diócesis de Jutiapa con sus laicos y laicas, religiosas y presbíteros, en comunión con el obispo Mons. Antonio Calderón Cruz, reunidos para celebrar el día de san Francisco de Asís, bajo cuyo cuidado y patrocinio fue puesta esta porción del Pueblo de Dios que peregrina en el departamento de Jutiapa, se pronuncia ante la delicada realidad que vive el país provocada por la dinámica de fuerzas oscuras y peligrosas que están obstaculizando el avance de la justicia, la consolidación de la paz, el cuidado de la vida y la creación:
2. Lamentamos profundamente las diversas acciones que ha emprendido el Ejecutivo en su afán por destruir el «Proyecto Cicig», el único que comenzaba a dar sus frutos en la instauración de la justicia y en la lucha contra la impunidad y la corrupción, y que viene brutalmente abortado en contra del parecer de la gran mayoría de la población y del sentir de la Comunidad Internacional.
Tales decisiones, a nuestro juicio, constituyen una cínica oposición al avance de la justicia en nuestro país, abriendo, además, el campo para que las estructuras criminales sigan invadiendo al Estado y condicionando la función del buen gobierno.
Por eso, ante el errático proceder del presidente Jimmy Morales, con san Agustín, nos preguntamos: «Sin la justicia, ¿qué serían en realidad los reinos sino bandas de ladrones?, ¿y qué son las bandas de ladrones si no pequeños reinos?» (San Agustín, La Ciudad de Dios, IV, 4). Sin el «Proyecto Cicig» el gobierno actual está consolidando la llamada «Narco-cleptocracia», es decir, el gobierno de ladrones, corruptos y narcos, convirtiendo nuestra Nación en el reinado del crimen y de la injusticia, del desorden social y de la prepotencia de los corruptos y criminales.
3. La memoria agradecida de san Francisco de Asís que celebramos hoy, nos interpela para comprometernos con nuestra patria en la construcción de la paz como fruto de la justicia y consecuencia del desarrollo social, realidades que sistemáticamente han sido negadas a los pobres en nuestro país, particularmente campesinos e indígenas.
Como Iglesia en Jutiapa, inspirados en la conducta histórica de Jesús de Nazaret, demandamos de la entera sociedad y de sus autoridades a todo nivel una justicia real, pronta y cumplida; una justicia construida día a día, consistente en el respeto y garantía de los derechos humanos. Por eso, frente a las condiciones de pobreza y extrema pobreza en que viven la mayoría de jutiapanecos y guatemaltecos exclamamos con determinación: «El desarrollo es el nuevo nombre de la paz» (Juan Pablo II). La dinámica perversa de la corrupción y la incapacidad para gobernar van empobreciendo nuestra población hasta niveles horrendamente inhumanos.
4. Nos sentimos angustiados ante los problemas actuales que agobian a nuestra gente poniendo en alto riesgo la vida de los jutiapanecos: creciente desempleo, migración forzada, violencia imparable, atención precaria en los hospitales; pero sobre todo nos angustia la hambruna de miles de familias guatemaltecas, entre ellas 300 mil a causa de la canícula y muchas son jutiapanecas. Los ofrecimientos del Ejecutivo para aliviar esa situación no se concretan, herencia del desorden y la improvisación que caracteriza a esta administración. Un gobierno que no atiende el clamor de los pobres por una vida digna pierde legitimidad y se convierte en vergüenza para su pueblo, por ello recordamos a Confucio, pensador Chino que decía: «En un país bien gobernado la pobreza es algo de lo que hay que estar avergonzado».
5. Frente a la tremenda amenaza que significan los proyectos hidroeléctricos y extractivos de metales sobre el departamento de Jutiapa, una vez más manifestamos nuestro rechazo absoluto. Tales proyectos se convierten en «pan para hoy y hambre para mañana», como indica el refrán popular.
Queda demostrado que, por la realidad de pobreza humana, social y ecológica que dejan este tipo de empresas, no representan un desarrollo humano y sostenible para nuestra población. Por eso, nos indigna saber que de modo irresponsable y sin consulta, los gobiernos y la élite empresarial los impulsan. Animamos al querido pueblo Xinka y a la población en general continuar, pacífica y tenazmente, su lucha por la defensa de su territorio y la protección de los recursos naturales. El papa Francisco, nos advierte que «los recursos de la tierra están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva» (LS 32), que no representa ningún beneficio para «el Buen Vivir» de nuestros pueblos, por eso merecen nuestro rotundo rechazo.
6. Ante la situación actual del país, agravada por el desgobierno del «Pacto de los Corruptos», encabezado por Jimmy Morales y sus asesores, tenemos que ser «realistas, pero sin perder la alegría, la audacia, y la entrega esperanzada». Por eso,
hoy más que nunca reafirmamos nuestro compromiso misionero plasmado en nuestro Proyecto Pastoral Diocesano. Aunque la tarea es desafiante: «¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!». (EG, 109).
7. Que esta fiesta diocesana en honor a san Francisco de Asís y ante la proximidad de la beatificación de los mártires de Izabal: fray Tulio Maruzzo y Luis Obdulio Arroyo Navarro, nos comprometa a luchar con esperanza para que llegue el día en que en nuestra amada Jutiapa «la justicia y la paz se encuentren», (Cf. Salmo 84, 11) y veamos llegar «el cielo nuevo y la tierra nueva», (Apocalipsis, 21, 1), como una hermosa realidad.
«Paz y Bien» para todos.
Mons. Antonio Calderón Cruz
Obispo de Jutiapa
4 de octubre del 2018
