El hermano del arzobispo mártir revela que "no pudo tener ni un funeral en paz"

Gaspar Romero: «Hubo un tiempo en que nadie, empezando por la jerarquía, se acordaba de él

"Estalló una bomba, y voló gente por todos lados, fue algo indescriptible"

Gaspar Romero: "Hubo un tiempo en que nadie, empezando por la jerarquía, se acordaba de él
El hermano del arzobispo mártir revela que "no pudo tener ni un funeral en paz" Afp

Su canonización "es un regalo de Dios para el pueblo salvadoreño, que está sufriendo por tanto crimen de la violencia social"

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(J. B./Agencias).- Monseñor Romero no pudo descansar el paz ni el día de su funeral. «La misa no se pudo terminar, la plaza estaba llena, y de repente estalló una bomba en medio de la gente. Yo vi que estalló y voló gente por todos lados, fue algo indescriptible«, relata Gaspar Romero, uno de los hermanos del futuro santo, que ya se encuentra camino a Roma para la canonización del arzobispo mártir.

Cuando Romero murió, estaba vigente el estado de sitio, que impedía la reunión de más de tres personas. En el funeral, había más de 150.000 personas. Tras el estallido de la bomba, «la gente salió corriendo buscando refugio, y desde los edificios altos estaban las autoridades disparándole a la gente que estaba corriendo».

Con los incidentes, muchas personas aterrorizadas se refugiaron en la Catedral y el ataúd gris de Romero fue ingresado apresuradamente al templo. «Lo enterraron a la carrera, lo metieron en un lugar improvisado» en el costado este de la Catedral, relata Gaspar, quien todavía hoy recuerda la escena. La tragedia se cerró con 40 muertos, y más de 200 heridos.

 


Sangriento funeral de monseñor Romero

 

«La familia está muy orgullosa, muy honrada, hasta estupefacta por el increíble acontecimiento que se avecina», asegura el hermano del arzobispo, quien considera que la canonización de Romero «es un regalo de Dios para el pueblo salvadoreño, que está sufriendo por tanto crimen de la violencia social».

No siempre fue así, pues durante años, hablar de Romero era un tema proscrito y llevar sus escritos era una virtual sentencia de muerte si eran descubiertos por las autoridades.

«Nos sentimos solos, porque hubo un tiempo en que nadie se acordaba de él, empezando por la alta jerarquía (de la Iglesia), pensábamos que era por mandato del capital» que lo mataron, rememora.

Durante años, cada 17 de agosto, fecha del cumpleaños del pastor, solo la familia se encargaba de celebrarlo de una forma modesta.

Gaspar celebra que después de la época de persecución y muerte que hubo durante la guerra civil (1980-1992), monseñor Romero será reconocido como el primer santo salvadoreño.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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