El misionero irlandés, asesor del Sínodo para la Amazonía, lleva medio siglo en Perú

Peter Hughes: «El Sínodo debe ser entendido como un nuevo inicio, usar la creatividad para caminar de verdad»

"Es necesario escuchar la voz de los directamente afectados, de los mismos pueblos indígenas"

Peter Hughes: "El Sínodo debe ser entendido como un nuevo inicio, usar la creatividad para caminar de verdad"
El misionero irlandés, asesor del Sínodo para la Amazonía, lleva medio siglo en Perú RD

El mismo Papa está dando un ejemplo muy claro de esa actitud de escucha, cuando se pone en primer lugar como oyente de lo que está pasando, para ir juntos tratando de participar y construir una conversación desde la base de un diálogo verdadero

(Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil).- La misión nos lleva a lugares distantes, a asumir culturas diferentes y encantarse con aquello que muchas veces no era mucho más que un sueño distante. Ese es el caso de Peter Hughes, misionero de San Columbano, que hace más de 50 años dejó su Irlanda natal para ser misionero en Perú, donde ha aportado su conocimiento teológico y pastoral.

Actualmente es uno de los asesores del Sínodo para la Amazonía, en cuyo proceso de preparación está participando desde hace más de un año. Hughes fue uno de los que formaron parte del equipo que elaboraron el Documento Preparatorio, que en los últimos meses ha sido estudiado en toda la región pan amazónica, y que él mismo define como «bastante accesible y fácil de manejar».

Según el misionero, «el sínodo es un evento muy importante para llamar la atención sobre lo que está pasando, para denunciar y decir qué está mal, qué está en contra de lo humano», un buen momento para que «la Iglesia se ponga en una actitud de escucha sencilla, humilde, respetuosa».

Por eso, «el Sínodo debe ser entendido como un nuevo inicio, como un nuevo comienzo, como un nuevo abrir los ojos, como un nuevo ponernos de pie, y abrir un momento diferente, con oportunidades, no solamente sueños, una oportunidad para implementar caminos nuevos, no solamente sacar lo viejo y desempolvarlo, y decir aquí estamos de nuevo, sino que hay que imaginar e intentar usar la libertad, usar la creatividad, las iniciativas, para caminar de verdad».

 

 

 

 

 

Usted es uno de los asesores del Sínodo para la Amazonía y ha participado de la elaboración del Documento Preparatorio, ¿Cuáles serían los elementos fundamentales del Documento?

El documento tiene tres partes, el ver, el juzgar y el actuar. Es bastante accesible y fácil de manejar. La primera parte es una mirada bastante breve, pero también bastante sucinta sobre esta gran región de la Amazonía. Se comprende de diferentes partes, la primera tiene que ver con asuntos más bien históricos de la región, las primeras poblaciones, estilos de vida y los orígenes de los pueblos originarios, seguido por la diversidad.

Tenemos que entender que la Amazonía no es una sola, sino que es una gran región compuesta de diferentes etnias, pueblos, y sobre todo en las últimas décadas hay una enorme cantidad de diferentes grupos que vienen desde fuera, que se ocupan de diferentes negocios, tareas, que también forman la base de lo que hoy llamamos la urbanización de la Amazonía, el crecimiento de las ciudades, con mucho desorden, pero también con bastante pujanza.

Veo que también es importante, en esa primera parte del ver, cómo es que la vida de la Amazonía está siendo amenazada, cómo es que está en peligro. Aquí la matriz es la vida, la vida en su integridad, en su conjunto, entendida desde la perspectiva cristiana como don, regalo de Dios, que se expresa en esta realidad tangible, concreta, donde la vida está siendo negada, amenazada, presionada y destrozada. Este es un tema que se repite, sobre todo en la experiencia de la Iglesia en América Latina, que está muy presente en Aparecida. Pero el Papa Francisco hace mucho énfasis en esto en su visita a Puerto Maldonado en el mes de enero de 2018, y también forma parte del meollo de la primera parte del documento.

Como ha tomado cuenta de la Amazonía esta cultura capitalista extractivista en sus diferentes expresiones, la minería, petróleo, gas natural, la acaparación de las tierras por el agro negocio, la destrucción del bosque tropical, la tala de los árboles, y todo esto arrasa la vida de los pueblos originarios, ellos no tienen ninguna defensa ante todo este avance de estas grandes corporaciones y movimientos, supuestamente en nombre del progreso y el desarrollo de intereses particulares, que como señala el Papa, tiene que ver con la cuestión del dinero y el poder, a expensas de la vida.

El sínodo es un evento muy importante para llamar la atención sobre lo que está pasando, para denunciar y decir qué está mal, qué está en contra de lo humano, y lo humano conectado con la naturaleza, que la vida humana no tiene sentido si no se entiende como parte de un orden natural, de la naturaleza, dependemos de ella.

Esta primera parte es un ver actual de todo lo que está pasando. Por supuesto que todo esto está conectado con el tema de la corrupción en América Latina, cuya expresión máxima se encuentra en la Amazonía. No hay gobierno, no hay estado en la región de los países que componen, que hoy en día están envueltos en tremendos escándalos de los representantes públicos en el tema de los sobornos y dineros desviados por todo este conjunto de intereses al servicio del extractivismo y la construcción de las interoceánicas para sacar todos estos recursos hacia la costa pacífica para poder exportarlos a los mercados emergentes en Asia. Creo que a partir de esta entrada, que está al alcance, más o menos, de la opinión pública actual, pero está puesto de una forma muy concreta, muy sucinta, dando la posibilidad de entenderlo.

 

 

 

 

 

¿Cuál es el juicio que el Documento Preparatorio hace de esta realidad que está presente en la Pan Amazonía?

La segunda parte tiene que ver con una toma de conciencia, un juicio de todo esto, un discernimiento de lo que significa esto en relación con la conciencia cristiana. ¿Qué piensa Dios de todo esto? ¿Cómo queda toda esta situación de explotación de la Amazonía en relación con el Dios de la Biblia, con el Dios de Jesucristo? ¿Qué tiene que ver esto en relación con nuestra fe como cristianos, que creemos que Dios es el Padre bueno, providente, el que distribuye y cuida del bienestar de sus hijos con tantos dones y pone esta creación en nuestras manos para cuidarla, para disfrutarla y para celebrarla?

En la segunda parte del documento hay una reflexión cristiana, teológica, bíblica, pastoral, en la que también influye mucho el magisterio del Papa, expresado en sus grandes documentos hasta la fecha, la Evangelii Nunciandi y sobre todo la Laudato Sí, la encíclica dedicada a la creación, donde el Papa junta los diferentes elementos de crisis que están pasando en el mundo de hoy y pone entre nosotros que tenemos que dar la cara ante una sola crisis, que está compuesta por la más conocida, que es la crisis social, económica, pero también la crisis ecológica, ambiental.

En el caso de la Amazonía, las dos crisis están íntimamente ligadas a la destrucción, al impacto sobre los pobres, al hecho de que esto produce el robo de las tierras de los pueblos originarios sin consulta previa, sancionada por la legislación de las Naciones Unidas y de los estados. Pero en la práctica se hace la vista gorda, oídos sordos, de cualquier tipo de reclamación de derechos que los pueblos indígenas tienen para defender sus tierras y sus culturas. ¿Qué significa dar testimonio de este Dios de la vida en medio de una situación que muchas veces tiene rasgos de genocidio, de muerte, de explotación, de nueva crucifixión de quien defiende la vida?

 

¿Cómo el Documento Preparatorio nos muestra que es posible hacer realidad nuevos caminos a partir del Sínodo?

La última parte del documento es toda una invitación para ir esbozando nuevos caminos para la Iglesia, de no quedarnos sólo en las formas acostumbradas, tradicionales, conocidas, de hacer las cosas en la Iglesia católica, sino que esta es una oportunidad de repensar radicalmente y de una manera fresca, de cómo se podría reorganizar, representar, revivir, la realidad de los creyentes en sus diferentes expresiones, en esta región tan inmensa, sobre cómo ser la comunidad cristiana, de cómo ser una comunidad profética, de voz de la vida, de denuncia contra la muerte.

Es algo convincente, una llamada a la acción, para quebrar la parálisis, no sólo de los que viven en la zona, sino también de la gran familia humana frente a estas realidades que afectan al bioma, no sólo en la Amazonía, también en el Congo, en el Sureste de Asia, y todo este conjunto de lugares, donde se registra mucha destrucción por parte del extractivismo y mucho daño también. Por ende, está el tema del cambio climático, que causa en gran parte estas expresiones del calentamiento global, que se expresa en inundaciones, cada vez más fuertes, y mucha pérdida de ríos. Los que sufren más son los pobres, habría que tratar de entender cómo se integran estos dos elementos, la destrucción de los pobres y la destrucción del Planeta.

 

 

 

 

 

El Papa Francisco insiste mucho en que el Sínodo sea un momento de escucha de los pueblos de la región, especialmente de los indígenas. ¿Qué es lo que la Iglesia puede aprender con esta escucha de los pueblos de la Amazonía?

Creo que esta pregunta es todo un nervio central, en vez de que la Iglesia esté hablando primero, en vez de que la Iglesia esté en primer lugar para juzgar, para enseñar, para hablar en voz alta, es absolutamente necesario ver los signos de los tiempos, lo que está pasando en el mundo, lo que está en gran parte afectando y persiguiendo la vida de la gente y de los pueblos por bien y por mal, en este caso, más por mal que por bien.

Para esto es necesario escuchar la voz de los directamente afectados, de los mismos pueblos indígenas. He ahí todo este proceso de que la Iglesia se ponga en una actitud de escucha sencilla, humilde, respetuosa, en diferentes niveles, lugares donde se encuentra la gente, el mismo Pueblo de Dios, darle la palabra, la suya, para que la Iglesia tenga la oportunidad de escucharla bien, y ser interpelada, cuestionada por ella. Porque hay muchas cosas que la gente dice que revela muchos niveles de oscuridad, de prejuicios, de elementos que ni vienen al caso, que quizás los tomamos nosotros como importantes, pero que en la vida real no lo son.

El mismo Papa está dando un ejemplo muy claro de esa actitud de escucha, cuando se pone en primer lugar como oyente de lo que está pasando, para ir juntos tratando de participar y construir una conversación desde la base de un diálogo verdadero, de escuchar, de entender, de buscar juntos el camino.

 

¿Usted cree que el Sínodo para la Amazonía puede marcar un antes y un después en la historia de la Iglesia de la región y la Iglesia universal?

Yo creo que sí, no va a ser tan fácil, porque sería iluso y no muy realista, en un proceso tan corto de un año y medio. Esto sería algo no realista, pensar el Sínodo como que las cosas se arreglan en octubre. Es más bien entender que esto es un proceso, que el proceso está lanzado y estamos incluidos en él.

El Sínodo debe ser entendido como un nuevo inicio, como un nuevo comienzo, como un nuevo abrir los ojos, como un nuevo ponernos de pie, y abrir un momento diferente, con oportunidades, no solamente sueños. Una oportunidad para implementar caminos nuevos, no solamente sacar lo viejo y desempolvarlo, y decir aquí estamos de nuevo, sino que hay que imaginar e intentar usar la libertad, usar la creatividad, las iniciativas, para caminar de verdad.

 

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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