EL HOMBRE Y LA FE

Venezuela: La Montaña de Sorte, religión, espiritismo y leyenda

Venezuela: La Montaña de Sorte, religión, espiritismo y leyenda
Maria Lionza: La Diosa de los ojos de agua . CGR

Hay de todo en esa bella parte del mundo (Crimen en la Venezuela chavista: Tirotean en Caracas a una tripulación de Air Europa).

En la montaña de Sorte, en el estado Yaracuy, ubicado en el centro occidente de Venezuela, los espíritus andan sueltos. O al menos, listos para hacerse de cuerpo presente, a través de los muchos médiums que ahí se congregan, para venerar a una trilogía de dioses vernáculos -o las «tres potencias»-, encabezados por María Lionza (¡Alarma en Venezuela!: la cifra de muertos aumenta a 21 en 4 días de apagón).

María Lionza es la reina, madre o inspiración de un culto espiritista, popular en Venezuela, cuyos seguidores se hacen llamar «marialionceros» (La censura de la Venezuela chavista: Muere el periodista venezolano Alí Domínguez tras una brutal golpiza).

Como explica Yolanda Valery en BBC Mundo, decenas de leyendas se tejen sobre este personaje, cuya imagen más popular viene dada por una escultura que la representa sobre una danta (como se le llama al tapir en Venezuela), con los brazos levantados, sosteniendo un hueso de pelvis femenina.

Junto a ella, el indio Guaicaipuro (cacique indígena que luchó contra los conquistadores españoles) y el Negro Primero (soldado de la independencia que batalló junto a Simón Bolívar) constituyen la triada de deidades en lo alto de una organización jerárquica que combina muchas tradiciones, aunque no admite lógicas terrenas ni aquellas propias de sus diversos orígenes

Si bien Sorte no esta sola en ninguna época del año, el 12 de octubre, antes conocido como el «día de la Raza» y más recientemente rebautizado como «día de la Resistencia Indígena», es la fecha más importante en el calendario, cuando miles de personas confluyen en una peregrinación hacia las entrañas de la «montaña mágica».

Elementos europeos (por la religión católica), africano e indígenas se funden en el espiritismo marialioncero, que sólo reconoce a la Santísima Trinidad y a la Virgen María por encima de la tríada que encabeza María Lionza.

Por debajo, tiene cabida una larga lista de personajes, que van desde dioses africanos hasta civiles de abolengo histórico. Se incluye a Simón Bolívar, a sus congéneres Francisco de Miranda y Antonio José de Sucre; figuras del folclore, prominentes médicos de antaño como el doctor José Gregorio Hernández (venerado popularmente como un santo), y hasta reyes y príncipes vikingos.

En lo más bajo de la escala, están los «santos malandros» o delincuentes fallecidos, a quienes se atribuyen poderes en el más allá, si bien se admite que se trata de los espíritus «menos luminosos» del panteón.

Cualquiera de ellos puede hacer su aparición en Sorte, a través de los numerosos médiums que el 12 de octubre atienden a quienes buscan sanación o consejo.

«Los médiums invitan a los espíritus a poseer los cuerpos. Se dice que son enviados del mundo espiritual, dependiendo de lo que necesita la persona», le explica a la BBC el antropólogo de la universidad de Tulane, Nueva Orléans, Wade Glenn.

Pero, tratándose de su «casa», todo requiere la aprobación de la que llaman «la madre de todos».

«La verdadera pregunta es qué espíritus serán escogidos por María Lionza para ocupar nuestros cuerpos, que son los envases que los transportan. Podría ser de los doctores, de la corte Vikinga, de una corte alta o de la más baja, la corte de los malandros», le dice a la BBC Bernardo Suler, un médium que se prepara para entregarle su materia, temporalmente, a quien corresponda.

Comienzan los rituales, y el aire se enrarece con una mezcla de humo de tabaco -que los marialionceros consideran fundamental para purificar e invocar las ánimas- y la propia energía que emana de espiritistas y seguidores.

Las mujeres visten poca ropa, los hombres no llevan camisa. Los médiums experimentan convulsiones, sus rostros y voces se transforman. Algunos se atraviesan agujas en las mejillas, las cejas y las piernas. Uno de ellos toma a un niño pequeño y le da vueltas en el aire. La madre no se inmuta.

En otros rincones, hay sacrificio de pequeños animales, dibujos sobre cuerpos elaborados con sangre. Caminatas sobre brasas ardiendo. Manifestaciones que intentan demostrar que lo que ahí está ocurriendo no es de este mundo. Los «pacientes» yacen en el suelo, aparentemente inconscientes. Al cabo se levantan, como de un sueño. Se dicen iluminados, aligerados o curados.

Según Wade Glenn, el culto a María Lionza y otras entidades está creciendo de manera importante en Venezuela. Eso, a pesar de que se estima que 90% de los venezolanos profesan -al menos nominalmente- la religión católica. Pero una cosa parece no excluir a la otra.

Bernardo mismo es un claro ejemplo.»Definitivamente soy católico. Todos lo somos. Nos reunimos todos los domingos, vamos a misa. Estudiamos la biblia y adoramos a Dios y a su hijo, Jesucristo», dice.

«La ignorancia religiosa es lo que hace que ellos digan que son católicos, pero no se puede ser católico y santero al mismo tiempo, es imposible», opina en conversación con la BBC el sacerdote Carlos Márquez, en una iglesia del este de Caracas.

Pero en Sorte, la única ley que parece contar es la de la montaña. Allí, la imágenes de María Lionza y la Virgen María no parecen estar prontas a abandonar el altar que comparten. Ni la devoción y la fe de quienes les elevan sus plegarias.

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