Pidió la baja del "negocio corrupto de la Iglesia"

El cura de L’Alfàs se retracta y pide perdón

"Me acojo a su misericordia y solicito el perdón por el daño realizado"

El cura de L'Alfàs se retracta y pide perdón
El cura de Alfas del Pi FB

Miguel Ángel Schiller arremetió en las redes sociales contra la pederastia entre sus iguales y llegó a pedir una revisión psiquiátrica a los sacerdotes

El cura de l’Alfàs del Pi, Miguel Ángel Schiller, que causó un gran revuelo con sus declaraciones en internet, en las que pedía «darse de baja» del «negocio corrupto que es la Iglesia» y en las que acusó de «pederastas y corruptos» a la mayoría de cardenales, obispos y sacerdotes, se ha retractado públicamente de sus palabras y ha pedido perdón por el daño realizado.

Según ha comunicado este miércoles la diócesis Orihuela-Alicante, el sacerdote fue instado a hacer pública su «petición de perdón, arrepentimiento y rectificación». Una vez recibida esta el pasado 8 de febrero por el Vicario General, el Consejo Episcopal y el Consejo de Asuntos jurídicos han considerado oportuno hacerla pública.

En la carta enviada por Schiller, este expresa su «firme propósito de vivir mi ministerio Sacerdotal con palabras y obras no sólo en el ámbito privado, sino en el ámbito público, en unión con Cristo y su Iglesia dando testimonio, de modo ejemplar, al Pueblo de Dios». Asegura ser consciente de que ha realizado «afirmaciones impropias» a través de internet, «que han causado dolor y escándalo» y por ese motivo, «me acojo a su misericordia y solicito el perdón por el daño realizado», añade.

El cura de esta parroquia alicantina subraya además que «la Santa Madre Iglesia jamás ha sido un negocio corrupto» y que «no todos los cardenales, Obispos y sacerdotes son pederastas y corruptos». Se retracta públicamente del contenido de estas afirmaciones, así como del lenguaje expresado y pide disculpas «por el daño que mis afirmaciones y el lenguaje empleado han causado a la Iglesia, a mis compañeros sacerdotes y a cuantas personas haya ofendido».

Miguel Ángel Schiller concluye la nota de esta manera: «Encomendándome a la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia y en comunión con el Romano Pontífice el Santo Padre Francisco; solicito de V.I. el perdón por el daño realizado».

La diócesis explica que el sacerdote ya fue citado el 24 de enero y en esa ocasión «declaró los hechos, pidió perdón y mostró su arrepentimiento por el daño ocasionado, poniéndose a disposición del Obispo diocesano».

Posteriormente, apuntan, se le entregó un documento recordándole que «si bien el uso de Internet constituye una oportunidad útil para llevar el anuncio evangélico a numerosas personas, el sacerdote ha de tener presente que su participación en estos nuevos ámbitos deberá reflejar siempre especial caridad, sentido sobrenatural, sobriedad y templanza, a fin de que todos se sientan atraídos no tanto por la figura del sacerdote, sino más bien por la Persona de nuestro Señor Jesucristo», según reza el directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros.

En ese mismo escrito, siguiendo la normativa eclesial, se le reprendió, «instándole a vivir su ministerio sacerdotal en unión con Cristo y la Iglesia»; y se le amonestó, advirtiéndole que, «si se volvieran a producir comportamientos semejantes, se podría proceder a penas canónicas, sin excluir la suspensión temporal del ejercicio de su ministerio público».

También, como esta conducta provocó escándalo no solo en la comunidad eclesial local y diocesana, sino más allá, se le solicitó que hiciera pública su petición de perdón, arrepentimiento y rectificación, la cual fue recibida el pasado día 8 de febrero.

Texto íntegro del comunicado del obispado de Orihuela-Alicante


1. Ante las graves afirmaciones realizadas el pasado 18 de enero por el sacerdote Rvdo. Sr. Miguel Ángel Schiller Villalta, párroco de la parroquia de San José de L´Alfàs del Pi, y difundidas en numerosos medios de comunicación, el Obispo de Orihuela-Alicante, durante este tiempo, con el Consejo Episcopal y el Consejo de Asuntos jurídicos, ha procurado proteger, reparar y restablecer la comunión eclesial como testimonio de la «verdad en el amor» (Ef 4, 15).

2. Sucedidos los hechos, de forma inmediata y formalmente, se citó a dicho sacerdote, quien el 24 de enero declaró los hechos, pidió perdón y mostró su arrepentimiento por el daño ocasionado, poniéndose a disposición del Obispo diocesano.

3. El 1 de febrero se le requirió para el día 5, cuando se le entregó un documento recordándole que si bien el uso de Internet constituye una oportunidad útil para llevar el anuncio evangélico a numerosas personas, el sacerdote ha de tener presente que «su participación en estos nuevos ámbitos deberá reflejar siempre especial caridad, sentido sobrenatural, sobriedad y templanza, a fin de que todos se sientan atraídos no tanto por la figura del sacerdote, sino más bien por la Persona de nuestro Señor Jesucristo» (Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, n. 22).
En ese mismo escrito, siguiendo la normativa eclesial, se le reprendió (cfr. CIC c. 1339 §2), instándole a vivir su ministerio sacerdotal en unión con Cristo y la Iglesia; y se le amonestó (cfr. CIC c. 1339 §1), advirtiéndole que, si se volvieran a producir comportamientos semejantes, se podría proceder a penas canónicas, sin excluir la suspensión temporal del ejercicio de su ministerio público.

4. También, como esta conducta provocó escándalo no solo en la comunidad eclesial local y diocesana, sino más allá, se le solicitó que hiciera pública su petición de perdón, arrepentimiento y rectificación, la cual, recibida el día 8 de febrero dirigida al Vicario General, y tras ser valorada los días 13 y 20 por el Consejo Episcopal y por el Consejo de Asuntos jurídicos, se consideró oportuno darla a conocer, por lo que a continuación se transcribe:

«Me dirijo a V.I. con el fin de expresarle mi firme propósito de vivir mi ministerio Sacerdotal con palabras y obras no sólo en el ámbito privado, sino en el ámbito público, en unión con Cristo y su Iglesia dando testimonio, de modo ejemplar, al Pueblo de Dios.

Siendo consciente que a través de Internet he realizado afirmaciones impropias que han causado dolor y escándalo, me acojo a su misericordia y solicito el perdón por el daño realizado.

1. La Santa Madre Iglesia jamás ha sido un negocio corrupto.
2. No todos los cardenales, Obispos y sacerdotes son pederastas y corruptos.
3. Me retracto públicamente del contenido de estas afirmaciones, así como del lenguaje expresado.
4. Pido disculpas por el daño que mis afirmaciones y el lenguaje empleado han causado a la Iglesia, a mis compañeros sacerdotes y a cuantas personas haya ofendido.

Encomendándome a la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia y en comunión con el Romano Pontífice el Santo Padre Francisco; solicito de V.I. el perdón por el daño realizado».


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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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