Los seminaristas son para nosotros un espejo que nos impulsan a vivir a fondo la vocación. Con ellos se renueva nuestra llamada a la santidad
(Jesús Bastante).- Pese a la escasez vocacional Madrid, es con mucho, la diócesis con mayor número de seminaristas. Según los últimos datos, 189 aspirantes al sacerdocio se preparan en la diócesis (121 en el Conciliar de San Dámaso y 68 en el Redemptoris Mater). El flamante obispo auxiliar de Madrid, Jesús Vidal, continúa en su puesto como rector del Seminario.
En esta entrevista, Vidal nos relata el día a día de los seminaristas madrileños, «jóvenes inquietos y creativos, que buscan vivir la vida en plenitud», y afronta el futuro con esperanza, lo cual «no significa que no necesitemos más sacerdotes».
¿Cómo son los jóvenes seminaristas de Madrid?
Son jóvenes como cualquier joven de hoy en día. Por un lado son inquietos y creativos, buscan vivir la vida en plenitud. Por otro, sufren las fragilidades de sus compañeros de generación y las dificultades propias para perseverar en la paciencia que las elecciones fundamentales de la vida, como puede ser el noviazgo o el seminario, requieren. En cualquier caso, tengo que reconocer que son jóvenes excepcionales por haber tomado una decisión como esta de seguir a Jesucristo en el sacerdocio.
¿Son jóvenes de hoy, atentos a las dificultades, dudas y desafíos de la juventud actual?
Si, como decía, tienen las mismas inquietudes de cualquier joven de hoy y comparten dudas y esperanzas. Ellos se han encontrado con Jesucristo y han apostado fuerte por seguirle. Jesucristo, como en todas las épocas tiene hoy una palabra de sentido dirigida al corazón de todo joven. Ellos son la prueba más palpable, por el cambio contracultural que supone hoy seguir una llamada como la del sacerdocio o la vida consagrada.
¿Cómo es el día a día?
El día a día del seminario está marcado por la centralidad del estudio y la oración. A las 7:15 horas tenemos el primer tiempo de oración, a las 8:30 horas desayunamos y después van a clase hasta las 14:00 horas. Después de comer y descansar juntos un rato, de 16:00 a 20:00 horas es tiempo de estudio, que da paso a la Eucaristía y la cena. Por la noche, después de cenar tienen tiempo para dar un paseo o hacer otras actividades complementarias. Además, tienen momentos para el deporte. El fin de semana es tiempo para hacer también actividades de formación pastoral en las parroquias o en casas de acogida y hospitales.
¿Qué aprende un formador de un seminarista?
Para un formador es un privilegio volver al seminario como sacerdote, ya que es la ocasión de volver a entrar en un ritmo formativo fuerte. Los seminaristas son para nosotros un espejo que nos impulsan a vivir a fondo la vocación. Con ellos se renueva nuestra llamada a la santidad. Ellos no han dejado estudios o trabajos para ser mediocres, sino que buscan vivir plenamente el camino de formación.
¿Cuál es el futuro del seminario de Madrid?
El seminario de Madrid se ha ido renovando en los últimos 25 años conforme a lo indicado por san Juan Pablo II en la Pastores Dabo Vobis y el plan de formación para seminarios de la Conferencia Episcopal Española. Ha sido una renovación hecha con mucha delicadeza, lo que ha permitido una evolución muy buena y una gran estabilidad.
Ahora, con la nueva Ratio Fundamentalis, nos encontramos con una buena perspectiva, porque muchas de las indicaciones formativas ya están asumidas en nuestro seminario y hemos comenzado la reflexión sobre algunas novedades. Tenemos algunos años para ir profundizando en ellas y para poder ponerlas en práctica. Un seminario tan grande como el nuestro necesita que los cambios se vayan dando de forma firme y, al tiempo, progresivamente. Por otro lado, actualmente el equipo de formadores está formado por un grupo importante de sacerdotes relativamente jóvenes, perfectamente cualificados para seguir creciendo en la mejora de la formación sacerdotal.
¿Futuro de las vocaciones?
El futuro está en manos de Dios y no lo conocemos, claro, pero por eso mismo lo miramos con infinita confianza. En relación al número de vocaciones, podemos dar muchas gracias porque se ha mantenido en una gran estabilidad desde la división de la archidiócesis en 1991, que es cuando podemos tener datos comparables. Es normal que haya años de más ordenaciones y de menos, porque la vocación no es algo que nosotros podamos producir, sino el encuentro entre el misterio de la llamada de Dios y la libertad del hombre.
Por eso, lo que sí podemos medir es la tendencia en un periodo largo y en este periodo podemos decir que la tendencia es a la estabilidad. Eso no significa que no necesitemos más sacerdotes. La dimensión de la diócesis de Madrid, que ha crecido mucho en estos años, hace que sean necesarios muchos más sacerdotes para llevar el Evangelio a todos los rincones.